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El Senado argentino aprueba la expropiación de YPF

El Senado argentino aprueba la expropiación de YPF

El proyecto de ley recibe 63 votos a favor, 3 en contra y 4 abstenciones

Cristina Fernández consigue arrastrar a la mayoría con el argumento de que Repsol devuelve a Argentina la soberanía sobre sus hidrocarburos

Buenos Aires
El presidente del senado argentino, Amado Boudou, muestra el proyecto de ley aprobado por la Cámara. / JUAN MABROMATA (AFP)

La presidenta argentina, Cristina Fernández, ha logrado hoy el apoyo del Senado para expropiar la petrolera YPF al grupo español Repsol tras cerca de 15 horas de debate que permitieron a la oposición advertir que su respaldo no supone un cheque en blanco para la gestión de la mayor empresa del país.

El proyecto de ley ha sido aprobado por 63 votos a favor, 3 en contra y 4 abstenciones, en una jornada maratoniana en la que las acciones de la petrolera cayeron un 5,11 %.

El texto, que la próxima semana se someterá a votación en la Cámara de Diputados, declara de utilidad pública y sujeto a expropiación un 51% de las acciones de YPF propiedad de Repsol, titular de una participación total del 57,43% en la petrolera argentina. También prevé la expropiación de las acciones de Repsol en YPF Gas, la mayor distribuidora minorista de gas licuado de petróleo envasado de Argentina.

El oficialismo ha arrastrado a la mayoría del Senado con el argumento de que la expropiación de YPF a Repsol devuelve a Argentina la soberanía sobre sus hidrocarburos, aunque la oposición ha matizado su postura, ha cargado contra la política energética del Gobierno y ha advertido sobre la necesidad de garantizar un buen manejo de la petrolera.

Críticas a la familia Fernández

Las críticas han salpicado a Cristina Fernández, y a su esposo, el fallecido expresidente Néstor Kirchner, a quien varios senadores recordaron como uno de los defensores de la privatización impulsada por el expresidente Carlos Menem, aunque uno de los más cuestionados de la jornada fue el ministro de Planificación, Julio de Vido, que encabeza al equipo de interventores de YPF, y al que la oposición responsabiliza del problema energético del país.

El presidente del bloque radical, el principal partido de oposición, Luis Naidenoff, ha apoyado la propuesta oficialista pero ha sido tajante sobre los motivos que precipitaron la decisión del Gobierno de hacerse con el control de YPF: «Se avanzó con el proyecto porque la caja no cierra». «Fue la coyuntura energética asfixiante la que motivó al oficialismo a iniciar este debate», ha agregado el senador radical refiriéndose a los 14.000 millones de dólares que Argentina gastará este año en la importación de gas y petróleo.

Mario Cimadevilla, también radical, ha pedido una revisión de las concesiones petroleras y ha recordado que en su provincia, Chubut, la mayor productora de petróleo del país, y pese al conflicto que enfrenta a Buenos Aires con Londres por la soberanía de Malvinas, la británica British Petroleum (BP) explota el yacimiento más importante de Argentina como socia de Panamerican Energy (PAE). Según el senador, BP consiguió prórrogas y concesiones del Gobierno argentino en 2005 por 40 años «violentando la ley de hidrocarburos».

Entre las voces más críticas se ha alzado la de María Eugenia Estenssoro, de la Coalición Cívica, hija de José Estenssoro, expresidente de YPF, que ha decidido abstenerse tras alertar contra un modelo de «hiperconcentración de la riqueza y el poder» y recordar que Kirchner apoyó «enérgicamente» la privatización de la petrolera en 1992. «No podemos subsanar ese grave error con otro acto de corrupción», ha advertido Estenssoro, para quien «culpar a la gestión de Repsol por la mayor crisis petrolera de nuestra historia, es una simplificación y una trampa».

En contra del proyecto ha votado Liliana de Alonso, de la Alianza Compromiso Federal, convencida de que «el fin no justifica los medios» y «la seguridad jurídica es un valor que debe ser preservado».

Desde el oficialismo, los senadores cargaron con dureza contra la gestión de Repsol, e insistieron, como explicó Daniel Filmus, en que la aprobación de la iniciativa marca «un cambio de patrón de desarrollo, de soberanía y de modelo de Estado».

La expropiación de YPF es un acto «derivado de una consecuente e imperiosa necesidad de concretar en materia energética la reversión fundamental de paradigmas que caracterizaron el neoliberalismo», ha dicho el oficialista Marcelo Fuentes, presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales del Senado.

Tras la aprobación del Senado, el proyecto de ley cumplirá el último trámite parlamentario en la Cámara de Diputados, previsiblemente el próximo 3 de mayo.

La batalla que Argentina sí ganó

La batalla que Argentina sí ganó

Treinta años después de la guerra de Las Malvinas, Cristina Fernández expropia YPF enarbolando la soberanía nacional. Estas son las claves de la decisión

Buenos Aires
La mano de la presidenta de Argentina sujetando un tubo con una muestra de petróleo de YPF. / AP

A lo largo de su andadura como presidente de Repsol, Antonio Brufau ha negociado con líderes mundiales en situaciones un tanto peculiares. Muamar el Gadafi lo atendió varias veces en su jaima de Trípoli mientras en la puerta ordeñaban las cabras y pastoreaban los camellos; el boliviano Evo Morales lo recibió a las cinco de la mañana en La Paz; con el presidente Hugo Chávez departió mientras el mandatario venezolano conducía un Mercedes desde la Gran Vía de Madrid hasta el aeropuerto de Barajas, y Fidel Castro le concedió audiencia a las dos de la madrugada en La Habana.

En la Casa Rosada, sede del Gobierno argentino, Brufau tuvo que esperar a veces varias horas para acceder al despacho presidencial. Pero cuando llegaba acompañado de Sebastián Eskenazi, el hombre al que vendió el 25% de Repsol-YPF cuando Néstor Kirchner le obligó a argentinizar la compañía, no esperaba ni un minuto. Eskenazi era íntimo amigo de los Kirchner. Néstor y Cristina vieron con muy buenos ojos en 2008 que los Eskenazi pagaran solo el 10% de las acciones que compraron. Para el resto, pedirían créditos. ¿Y cómo pensaban los Eskenazi pagar los créditos? Con el dinero que les abonase la empresa en el reparto de dividendos. “Así me compro yo también la Coca-Cola”, dijo esta semana el periodista argentino Jorge Lanata. La operación le pareció un tanto extraña entonces a algunos analistas argentinos, y les sigue pareciendo extraña. Pero entonces, casi todo el mundo parecía contento: Brufau, los Kirchner y, por supuesto, los Eskenazi.

Brufau trabó relaciones muy fluidas con el ministro de Planificación, Julio de Vido, responsable de la política energética del país en los últimos nueve años. El presidente de Repsol conocía bien a la gente que era necesario conocer bien: los empresarios, los periodistas más influyentes, los gobernadores de las provincias petroleras, los consultores de energía más prestigiosos… Y cuando murió Néstor Kirchner, en 2010, no perdió la brújula en los laberínticos pasillos del poder peronista. Unos ministros llegaban, otros se iban, pero Julio de Vido seguía ahí. Y los Eskenazi continuaban manteniendo buenas relaciones con la presidenta. Hasta el año pasado, ella elogiaba su gestión empresarial en público y lo trataba de Antonio ante las cámaras.

De pronto, a principios de 2011, lo que era blanco se volvió negro

De pronto, a principios de diciembre de 2011, todo lo que era blanco se volvió negro. De Vido empezó a pedir que la empresa invirtiera más en explorar y producir petróleo. De Vido había acudido con su esposa en varias ocasiones a la casa porteña de Brufau. Pero el trato se enfrió de pronto. El fino olfato de Brufau no tuvo que esmerarse mucho para darse cuenta de que las cosas estaban cambiando. Las cuentas no cuadraban en el país. El año pasado Argentina tuvo que importar hidrocarburos por valor de 10.000 millones de dólares (7.500 millones de euros), y para este año se prevé que sean por lo menos 9.000 millones. ¿Responsable? Repsol-YPF, que solo representa un tercio de la producción en Argentina. ¿Por qué nunca denunció De Vido esa situación y el representante en la dirección de YPF por parte del Estado, Roberto Baratta, vino aprobando todas las decisiones del directorio durante los últimos años? La situación recordaba demasiado a la escena de Casablanca en la que el oficial francés que solía jugar en el casino cierra el local porque de pronto descubre que ahí se juega.

Repsol aportó cifras en las que mostraba que en 2001 tenía 8.867 empleados directos y el año pasado 16.048. Enseñó cuadros con datos del propio Gobierno en los que se veía cómo el año 1999, cuando compró YPF, invirtió 1.000 millones de dólares, y desde entonces había venido aumentando la cifra casi todos los años hasta los 2.990 millones de 2011. Para 2012 prometía 3.500 millones de dólares. Pero sus interlocutores decían que eso no era suficiente, que había descendido mucho su producción. Antonio Brufau viajó varias veces desde Madrid a Buenos Aires para explicar que la mayoría de los pozos eran maduros, es decir, muy explotados y con pocas reservas.

De Vido, responsable de la política energética de los últimos años, debía saberlo. Pero de pronto, el interlocutor válido ya no era De Vido. Ahora se presentaba a las reuniones un hombre de 41 años y patillas de hacha, vestido sin corbata, que nunca antes había puesto un pie en el complejo mundo de la industria petrolera. Se trataba de Axel Kicillof, el viceministro de Economía. Su discurso estaba en las antípodas de lo que Brufau representaba, pero era amigo de Máximo Kirchner, hijo de la presidenta. Y, sobre todo, era el hombre a quien la presidenta parecía escuchar. Brufau creía que Kicillof estaba preparando un borrador para expropiarle. Quería negociar directamente con la presidenta, pero ella no le atendía. Los gobernadores petroleros empezaron a revertir áreas de explotación y Repsol-YPF fue perdiendo valor en Wall Street.

Finalmente, el lunes 16 de abril, después de cuatro meses de acoso y derribo, Cristina Fernández anunció la expropiación de YPF. No había que encargar muchas encuestas para darse cuenta de que nueve de cada diez argentinos se mostrarían favorables a la medida. En España no hay ninguna empresa que se pueda comparar ni remotamente con YPF en cuanto a la carga identitaria y sentimental que esa marca representa para los argentinos. YPF fue la primera explotación estatal petrolera del mundo. Estuvo presente en la mitad de los 200 años de vida que tiene el país y representa la nostalgia de la soberanía energética perdida, de todo lo que se podía haber sido y no se es.

Ante esos sentimientos, poco podían hacer las cifras de Brufau. El presidente de Repsol insistía en que la empresa solo representaba un tercio de la producción y se la estaba discriminando. Pero Kicillof la responsabilizó del 71% de la caída en la producción del petróleo en el último año y del 70% en la producción de gas.

Axel Kicillof toma las riendas de la política energética

Al día siguiente de la expropiación, Kicillof expuso el proyecto de ley, durante dos horas y media ante todos los senadores de Argentina. No faltaron en su discurso menciones a España y a elefantes. También a cerdos. “Los llamados PIGS. PIGS es el nombre con el que bautizó el stablishment económico… pigs, ¡cerdos!, a algunas economías europeas como Portugal, Italia, Grecia, España. Pigs, hay peipers [papers, documentos] de grandes economistas llamándolos cerdos. Le pido a España que recupere la dignidad en este sentido, que mire lo que le están recomendando la derecha y los guitarristas de libre mercado. ¡Y cómo los llaman! Después de haber cumplido con esas recetas tienen grandes problemas económicos. Pero los grandes problemas económicos no es ese default de la deuda externa en el que iba a caer Grecia exclusivamente. Los problemas económicos que mira este Gobierno y que no están en los libros de texto son el desempleo, el nivel salarial, el nivel de las jubilaciones, el bienestar de la gente. Esos son los problemas, los grandes y gravísimos problemas económicos. No lo que hace el Estado argentino con una empresa… ¡argentina!”.

Manifestación a favor de la expropiación de YPF. / REUTERS

Con un evidente dominio de la oratoria, Kicillof escenificó lo que ya se venía comentando en Argentina. La Cámpora, la asociación juvenil que lidera Máximo Kirchner, se estaba afianzando en el poder. De Vido había sido nombrado interventor de YPF, pero Kicillof será su director adjunto y jugará un papel clave en el sector energético. De entrada, ya advirtió que los empresarios como Brufau no tienen nada que enseñarle. “Cuando se trata de empresarios extranjeros, ¿qué van a saber de lo que estamos haciendo acá? ¿Qué van a creer, en que estamos convencidos de lo que estamos haciendo y que lo estamos llevando por una senda responsable y que ha dado frutos completamente distintos de lo que está ocurriendo en situaciones de países europeos como la propia España? Que nosotros ya hemos probado el gusto amargo de ajuste. Y ya sabemos que cuando hay una profunda crisis, lo peor que se puede hacer es pensar que el Estado es malo, que el Estado es el problema. El Estado es la solución. Y lo hemos visto en la Argentina. No estoy dándole consejos a España. Simplemente digo que cuando hay recesión y crisis el Estado se vuelve en un actor clave para revitalizar la demanda y la producción. Entonces, el ajuste del poder adquisitivo de los jubilados lo hemos vivido nosotros. (…) ¿Cómo vamos a retirar al Estado de funciones vitales? Estos empresarios como Brufau, ¿qué va a entender lo que estamos haciendo, cuando está pensando en la expansión trasnacional de un grupo que lo ha hecho en buena medida a expensas de los dividendos girados por nuestra compañía petrolera?”.

Un analista argentino subraya el atractivo de la figura de Kicillof. “Seguramente, en España, con la crisis que atraviesa, esas palabras contra los excesos del libre mercado pueden resultar muy atractivas. Y como personaje literario es muy interesante: un profesor de economía de aspecto juvenil que le planta cara al gigante de Repsol y habla más de dos horas en el Senado con el dedo índice levantado. Pero ese señor va a estar al frente de YPF. A los españoles les puede resultar muy simpático y atractivo un personaje así. Pero seguro que no querrían tenerlo al frente de Repsol”.

Nueve de cada diez argentinos apoyan la medida, según las encuestas

Algunos analistas se muestran apesadumbrados por la decisión de expropiar. Creen que una vez más Argentina ha vivido un sentimiento malvinero de euforia nacional colectiva que terminará pagando caro. Pero esas voces son muy escasas. Mientras arreciaban el viernes los mensajes de reprobación internacional de la Unión Europea y de EEUU, Cristina Fernández de Kirchner seguía envolviéndose en los grandes sentimientos de la bandera de Argentina. En su cuenta de Twitter, con un millón de seguidores, se pudo leer: “Desde allá, desde Casa Rosada, miramos al país de frente, hacia el Norte, el Sur, el Centro, toda esa inmensa geografía que estaba esperando”. Y después: “Quiero agradecer porque es hora de que la Argentina inicie una etapa diferente, de grandeza, donde los que están en la oposición también apoyen”. En efecto, casi toda la oposición en pleno apoyó la medida en el Senado. Hasta uno de los hombres más defenestrados del país, el senador peronista Carlos Menem, que fue quien privatizó YPF votó a favor de la expropiación.

“La gente siente que recuperó algo que le pertenece”, señala Víctor Bronstein, director del centro de Estudios de Energía, Política y Sociedad. “Es un sentimiento popular y hay que respetarlo. Ahora queda por saber si la empresa estatal puede hacerse cargo del problema. Yo creo que contamina el funcionamiento de la empresa el hecho de que las provincias tengan poder en el directorio. La presidenta compara a Petrobras como empresa mixta que funciona bien. Pero en Brasil, donde los Estados tienen más autonomía que en Argentina, los recursos de petróleo y gas pertenecen a la nación, no se negocian con las provincias, no tiene sentido”.

Bronstein cree que la crítica que se le hace a Repsol en cuanto a que decidió invertir más en producir que en explorar es relativa, porque va en contra de los propios intereses de la compañía. “Toda empresa petrolera sabe que tiene que mantener un nivel de reserva, porque si no se le acaba el negocio”. Sin embargo, Bronstein cree que Repsol decidió explorar menos porque priorizó inversiones internacionales. “Solo actuó cuando le apretaron el zapato. Y ya era demasiado tarde”.

Jorge Lapeña, secretario de Energía de Raúl Alfonsín (1983-1989), también coincide en que “faltó exploración”. Pero no culpa tanto a la empresa como al Gobierno que lo toleró. “Todas las empresas privadas exploran menos pozos en Argentina que la mitad de lo que exploraba la YPF estatal ella sola en la década de los ochenta. El Estado ha fracasado como fiscalizador y planificador”, señala. El antiguo secretario de Alfonsín es una de las pocas voces que se han pronunciado en Argentina contra las formas en que las provincias quitaron concesiones a YPF: “Creo que se tenía que haber hecho una auditoría integral de todos los permisos de exploración y concesiones de todas las empresas”.

En cuanto, a la forma sincronizada en que se ejecutó la expropiación, obligando a los directivos de Repsol-YPF a desalojar la empresa en el mismo momento en que la presidenta anunciaba el proyecto de ley, Kicillof aportó sus razones: había que descubrir los secretos mejor guardados de la empresa. No había nada personal. Solo negocios.

Crisis energética incita expropiación argentina de YPF

Crisis energética incita expropiación argentina de YPF

 

BAS24. AVELLANEDA (ARGENTINA), 19/04/2012.- Vista de las instalaciones de la Terminal Dock Sud, de la petrolera YPF, en la ciudad de Avellaneda, en la provincia de Buenos Aires (Argentina) hoy, jueves 19 de abril de 2012. La presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, aseguró hoy que "es hora" de que el país "inicie una etapa de grandeza", en referencia a la decisión de su Gobierno de intervenir la petrolera YPF e iniciar un proceso de expropiación del 51 por ciento de las acciones en manos del grupo español Repsol. EFE/Leo La Valle
BAS24. AVELLANEDA (ARGENTINA), 19/04/2012.- Vista de las instalaciones de la Terminal Dock Sud, de la petrolera YPF, en la ciudad de Avellaneda, en la provincia de Buenos Aires (Argentina) hoy, jueves 19 de abril de 2012. La presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, aseguró hoy que «es hora» de que el país «inicie una etapa de grandeza», en referencia a la decisión de su Gobierno de intervenir la petrolera YPF e iniciar un proceso de expropiación del 51 por ciento de las acciones en manos del grupo español Repsol. EFE/Leo La Valle

LEO LA VALLE / EFE

LUIS A. HENAO

AP

BUENOS AIRES — Hace menos de una década, Argentina exportaba petróleo y gas natural. Ahora el gobierno gasta miles de millones de dólares para importar hidrocarburos y distribuirlos a precios subvencionados.

Este giro es la razón por la que Argentina, que se ganó el vilipendio de la comunidad financiera global luego de declarar un impago de deuda, está dispuesta a arriesgarse al aislamiento internacional al arrebatar de manos españolas el control de su principal compañía petrolera, de acuerdo con analistas.

La presidenta Cristina Fernández causó la indignación del gobierno de España, el inversionista extranjero más grande en Argentina y el aplauso de muchos argentinos al decretar la expropiación de la mayoría accionaria de Repsol YPF SA en la otrora compañía estatal YPF.

Apenas hace dos meses, Repsol YPF había elevado sus cálculos para las reservas de gas y petróleo de esquisto que había hallado en Argentina hasta casi 23,000 millones de barriles, suficientes para duplicar la producción del país en una década, pero la compañía española dijo que costaría $25,000 millones al año explotar esas reservas y advirtió que Argentina necesitaría reformar su política energética para atraer la inversión necesaria.

En lugar de ello, Fernández tomó el control de la compañía, dándole a su gobierno acceso a miles de millones de dólares en efectivo, suficiente energía para cubrir la demanda nacional en el corto plazo y, potencialmente, resolver las tribulaciones económicas de Argentina en el futuro.

La mandataria acusa a Repsol de desangrar a YPF desde que asumió su control en la década de 1990 al no invertir lo suficiente en sus yacimientos y de no cubrir las necesidades de la creciente economía argentina, aun cuando pagaba enormes dividendos a sus accionistas.

La empresa acusa a Argentina de mermar la producción con sus subvenciones, límite de precios e impuestos a la exportación.

Ambos tienen parcialmente razón, según Eduardo Fernández, consultor independiente y ex director de Combustibles de la Secretaría de Energía argentina.

El problema fue un gobierno que aprobó la práctica de permitir que Repsol usara las utilidades para pagar dividendos a los inversionistas en lugar de invertir ese dinero en el futuro de la compañía.

“Con eso lo que lograron es que no hubo reinversión de utilidades y a la vez no se hizo mucha exploración. Por eso las reservas fueron mermando. Como había poca inversión, tampoco había reparación de pozos y la productividad fue cayendo”, dijo Fernández.

La producción argentina de crudo cayó un 22 por ciento del 2000 al 2010, pese a que la demanda creció un 40%, según el Instituto Argentino de Petróleo y Gas y datos del Ministerio de Energía recopilados por el ex secretario del organismo Emilio Apud.

La producción argentina ha caído a un nivel tan bajo que el gobierno gasta ahora miles de millones de dólares al año en importar combustibles caros que distribuye con pérdidas a empresas y consumidores.

La energía barata ayudó a los argentinos a recuperarse luego de que un impago de deuda y una devaluación en el 2002 dejaron la economía en ruinas. Tiene poco sentido en la actualidad, luego de casi una década de crecimiento, pero permitir que los precios de la energía suban rápido podría generar una espiral en la ya elevada inflación y provocar descontento popular en un país donde las protestas populares han echado a otros mandatarios.

Las subvenciones oficiales subieron en el 2010 un 63 por ciento a $5,600 millones, según el ex secretario de Energía Alieto Guadagni. Ese año, el petróleo se vendía a 80 dólares por barril. Con el precio actual de $100, el subsidio de este año alcanzaría casi 10.000 millones de dólares, aun cuando la economía se ha enfriado por la menor demanda de China y Brasil.

Cristina Fernández culpó a Repsol de no haber invertido lo suficiente, por lo que existía un déficit energético de 3.000 millones de dólares cuando anunció la expropiación.

“Pero lo más grave, nos tornaríamos en un país inviable por políticas empresariales y no por falta de recursos”, insistió la mandataria.

El nuestro “es un modelo de recuperación de la soberanía”, agregó, enfatizando que la compañía no será propiedad del Estado, sino una entidad mixta, capaz de atraer nuevos accionistas privados.

Empero, el lugar de elevar los precios de los hidrocarburos, ahora cinco veces más baratos que los de Brasil y Uruguay, la mandataria insiste que las empresas energéticas deben servir primero a la Argentina, incluso si ello implica vender con pérdidas la energía que producen.

Antes de la nacionalización, cuando la posibilidad de obtener utilidades a corto plazo disminuía en Argentina, Repsol YPF buscó proteger a sus accionistas diversificando y haciendo inversiones en otros países de Latinoamérica.

Otras compañías hicieron lo mismo. Con el crudo limitado en el mercado argentino a 55 dólares por barril mientras en el mercado abierto es cotizado a más de 100 dólares, fueron tras el dinero, reconoció Eduardo Fernández.

“No había interés en invertir en Argentina cuando en otros países pagaban el precio completo. Por ello Repsol fue a Brasil, Trinidad y Tobago, Bolivia. Todo esto demuestra la desinversión”, agregó.

El presidente de Repsol, Antonio Brufau, dijo que la empresa invirtió miles de millones de dólares en Argentina y trató de evitar la expropiación con promesas de mayor inversión. Pero para entonces, los argentinos ya estaban determinados a recuperar el control de YPF. Lo único que Brufau pudo hacer fue pedir 10.500 millones de dólares por los bienes expropiados, que dijo era el precio de mercado de las acciones expropiadas por Argentina.

El viceministro de Economía Axel Kicillof acusó a Repsol de ocultar el valor de su filial argentina y advirtió que tras examinar los libros de contabilidad, confiscados en un allanamiento de las oficinas en Buenos Aires de la empresa, será decidido si eventualmente el gobierno paga compensación alguna.

“Los tarados son los que piensan que el Estado debe ser estúpido y cumplir” lo que dice la empresa, insistió Kicillof.

Argentina, la tercera economía latinoamericana, no tiene acceso al crédito internacional desde que declaró el impago de su deuda externa, pero se las ha arreglado con los dólares que obtiene por impuestos sobre granos, con la nacionalización de fondos privados de pensión y de la aerolínea insignia, además de hacer uso de las reservas del banco central.

Al renacionalizar YPF –y no pagar a Repsol sino hasta que las cortes internacionales resuelvan el caso dentro de unos años, si acaso–, Argentina puede reinvertir las utilidades para desarrollar nuevos yacimientos y usar el combustible que Repsol exportaba para evitar que los consumidores reciban un fuerte golpe a sus bolsillos al eliminar los subsidios.

 

Una expropiación anunciada

Una expropiación anunciada

Por Enrique Aguilar

El Imparcial, Madrid

Finalmente Cristina se salió con la suya. Recuerdo, a este respecto, una expresión de Raymond Aron que me resulta por demás oportuna: “La acción política es pura nada (dijo en el prólogo a El político y el científico) cuando no es un esfuerzo inagotable para obrar con claridad y no verse traicionado por las consecuencias de las iniciativas adoptadas.”

¿Imaginará la presidenta las consecuencias que traerá aparejadas la expropiación de YPF? ¿Las imaginarán sus allegados más íntimos e incondicionales que no parecen sino inducirla a llevarse todo puesto sin levantar el pie del acelerador? ¿No hay acaso riesgo de que terminemos todos estrellados?

A Cristina las cosas no le han salido bien últimamente. La economía está ingresando en una zona peligrosa mientras arrecian las denuncias de corrupción contra funcionarios de su gobierno (empezando por su mismísimo vicepresidente). Los índices de confianza comienzan a darle la espalda, algunos gremios se fastidian y la inseguridad acecha a la vuelta de cualquier esquina. Por si fuera poco, debió adelantar su regreso de la Cumbre de las Américas aparentemente ofuscada por su fracaso en instalar la cuestión Malvinas.

Sin embargo, nada de esto haría retroceder a quien minimiza todo cuanto escapa a su decisión. Ahora se trató de la expropiación de YPF, que se creía había sido momentáneamente suspendida en razón de las fuertes críticas recibidas del gobierno y los medios españoles, a las que se sumaron otras varias voces europeas que, por lo visto, tampoco intimidaron a Cristina. ¿Quién invertirá en un país donde las reglas de juego cambian como cambia su presidenta de vestido? ¿Qué restos de seguridad jurídica nos quedarán para atraer capitales después del destrato que hemos dado a nuestro principal inversor extranjero?

Suele decirse que nadie resiste un archivo. En este sentido, es bueno recordar cómo el matrimonio Kirchner avaló sin objeciones la privatización de
YPF durante los noventa. “No hay nada más soberano que conseguir inversiones”, afirmó Néstor en un discurso del ’92, siendo gobernador de Santa Cruz. Su esposa, por entonces diputada, agregaba que la privatización posibilitaría “la mejora de nuestras cuentas”, volviéndonos “creíbles y respetables”. Palabras nada más que se llevaría el viento.

“Bienvenidos a Argenzuela”, escribió un lector de La Nación al enterarse de esta decisión apresurada, tan tristemente aplaudida como lo fue en su momento el default, que de seguro dará al oficialismo otra caja política para financiar un proyecto hegemónico que viene demoliendo nuestras instituciones y dejándonos internacionalmente solos o, lo que es peor, en malas compañías.

YPF, la gran quiebra de unas relaciones históricamente privilegiadas

España

YPF, la gran quiebra de unas relaciones históricamente privilegiadas

Varios historiadores analizan la «estratégica» colaboración de España y Argentina desde la independencia de 1816, con hitos como las ayudas tras la Guerra Civil o el discurso del Rey a favor de la democracia en plena dictadura de Videla

ISRAEL VIANA isra_viana / MADRID

Desde la declaración de independencia, en julio de 1816, las relaciones entre España y Argentina siempre han gozado de un estatus especial para ambos gobiernos. Casi 200 años de una colaboración muy importante más allá de dictaduras, democracias, periodos de crecimiento o profundas crisis, que hoy vive uno de sus peores momentos, tras la decisión de Cristina Fernández de Kirchner de nacionalizar YPF, la filial de Repsol.

YPF, la gran quiebra de unas relaciones históricamente privilegiadas

jAIME GARCÍA
El Rey despide al presidente argentino Fernando de la Rúa (2000)

«Es una quiebra importante en unas relaciones históricamente privilegiadas entre los dos países, que va a tener consecuencias duras, no solamente para España, sino para otras empresas, por la inseguridad jurídica que puede generar el hecho de invertir en Argentina», asegura Juan Carlos Pereira, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y autor de varios estudios sobre la historia de la política exterior española y las relaciones internacionales contemporáneas.

Para este historiador, en esta decisión «se han juntado los deseos populistas de la presidenta Kirchner y un nacionalismo que ha estado siempre muy presente en la historia de los argentinos, en el que se ha elegido un chivo expiatorio, que es Repsol, para superar este momento de crisis».

La primera embajada, en Buenos Aires

Las relaciones bilaterales entre España y Argentina se iniciaron después de que se ratificara la paz en 1829 –«casi el primero de los países con el que firmamos un tratado de paz», aclara Pereira– y apenas se han interrumpido en el tiempo en estos dos siglos. Y es significativo también que la primera embajada de España en Latinoamérica fuera la de Buenos Aires, en 1917. Desde entonces, el Gobierno español siempre se ha preocupado de que los embajadores en Argentina sean figuras de primer orden, como históricamente lo fueron Ramiro de Maeztu, Jose María Alfaro o Gregorio Marañón.

YPF, la gran quiebra de unas relaciones históricamente privilegiadas

REUTERS
Aznar y Carlos Manem, en 1997

En los manuales de historia, los momentos de tensión son escasos. «Nunca ha habido ningún tipo de ruptura», explica el catedrático de Historia de América de la Universidad de Alcalá, Pedro Pérez Herrero, con varios estudios en su haber sobre las relaciones internacionales de España e Iberoamérica, para quien estas relaciones bilaterales han estado basadas siempre «en el reconocimiento mutuo y en el hecho de mirar hacia otro lado en los momentos más peliagudos, como cuando ellos tenían una democracia y nosotros una dictadura, o viceversa».

En los años de aislamiento internacional de Franco –después de que la Asamblea General de la ONU, en febrero de 1946, decidiera no admitir a España en la organización y recomendara la retirada de los embajadores acreditados en Madrid–, la Argentina de Juan Domingo Perón se convirtió en el salvavidas de la dictadura, el único país de Latinoamérica que apoyó al régimen mediante la venta de productos como el trigo. Fue un convenio «que alivió los años de hambre posteriores a la Guerra Civil, cuando casi ningún país tenía relaciones con España», cuenta Pereira.

En esta centenaria colaboración, cabe destacar también otros dos momentos: el apoyo que recibió Argentina por parte de España dentro de la UE, para que este país recibiera un trato privilegiado del organismo, y durante la crisis que sufrió el gobierno de Carlos Menem, donde hubo una importante ayuda económica por parte de España. «Estás ayudas se han producido entre ambos gobiernos a lo largo de otras muchas crisis», subraya Pereira.

El Rey, en defensa de la democracia

Según el catedrático de la UCM, el peor momento de los últimos 200 años se produjo, probablemente, durante la Guerra de las Malvinas, en 1982. El presidente Leopoldo Calvo Sotelo «jugó un papel muy ambiguo y recibimos castigos de todas las partes, generando una tensión con los argentinos que duró un tiempo», recuerda Pereira. España quería apoyar a Argentina en sus reivindicaciones, en sintonía con el problema de Gibraltar, pero le resultaba complicado porque también estaba negociando su ingreso en la Comunidad Económica Europea y en la OTAN, «y los británicos estaban muy atentos de lo que hacíamos para castigarnos», añade.

YPF, la gran quiebra de unas relaciones históricamente privilegiadas

EFE
Los Reyes de España, aclamados la en Buenos Aires (1985)

Uno de los hitos más importantes se produjo en 1978, cuando los Reyes de España visitaron Buenos Aires en plena dictadura militar de Jorge Videla. «Se había generado un debate muy importante sobre si debían ir o no, ya que España acababa de pasar por otra dictadura muy dura. Al llegar a Argentina, Don Juan Carlos pronunció unas palabras muy claras en favor de la democracia y los derechos humanos, que tuvieron un impacto muy hondo en el pueblo argentino, pero que provocaron en el ejecutivo de Videla una frialdad terrible que degeneró en una situación muy complicada», cuenta el catedrático de la Universidad Complutense.

Acontecimientos puntuales que nunca empañaron las estrechas relaciones que España mantuvo con Argentina a lo largo de los siglos XIX y XX, y que en la democracia española han sido calificadas, en boca del experto en relaciones internacionales con Iberoamérica, Pedro Pérez Herrero, «de estratégicas, con vínculos estrechos no sólo a nivel político y diplomático, sino también empresarial y económico». Precisamente los vínculos que hoy están puestos en entredicho, tras la expropiación del 51% de las acciones de YPF.

Inmigrantes, el gran intercambio

Es imposible no tener en cuenta la importancia capital que ha tenido en este intercambio las continuas oleadas de inmigrantes hacia ambos países. Hacia Argentina, sobre todo desde finales del siglo XIX y hasta la primera mitad del siglo XX, en una época en la que la mitad de los inmigrantes que viajaban allí eran españoles. Y hacia España, primero a partir de 1970, escapando de las dictaduras, y, después, a partir de 2001, a causa de la crisis y el corralito. Una llegada de argentino que no ha hecho sino crecer exponencialmente en la última década: en 2001 se contaban poco más de 32.000 argentinos en España y hoy hay más de 120.000.

YPF, la gran quiebra de unas relaciones históricamente privilegiadas

JOSÉ MARÍA BARROSO
Nestor Kirchner y Aznar, en 2000

«Argentina ha abierto los brazos cuando lo hemos necesitado, y durante la Guerra Civil recibieron a miles de españoles, con figuras como Ortega y Gasset o Sánchez Alborno. Y durante la dictadura de Vídela se abrieron las puertas de España, llegando aquí académicos, economistas, odontólogos y todo tipo de profesionales», cuenta Pérez Herrero.

«Error diplomático y político» o «ataque directo a unas relaciones políticas, económicas y diplomáticas privilegiadas», han calificado la decisión de Kirchner con respecto a YPF, que significará, sin duda, una (¿pequeña?) mancha en el historial de Argentina y España. Hasta cuándo, aún está por ver.

‘Pay out’ y expropiación

Repsol YPF 2012-04-20

‘Pay out’ y expropiación

&quote&quoteCon el recordado «Yankee go home» se atentó a todas las propiedades, fundamentalmente americanas, en los países del cono sur. El occidente mísero vio complacido como se expulsaba a los americanos y nacionalizaban sus propiedades. La historia se repite.

Son dos términos que por su propia naturaleza tienen que ir de la mano, si pretendemos que la acción económica empresarial tenga sentido y se desenvuelva con la racionalidad económica que le es propia. Se trata de un nexo establecido sobre el más puro realismo de los hechos, de las ideologías y de los acontecimiento políticos, que no siempre seguros, en ocasiones, son más que probables.

Un viejo amigo mío, que ya no esta entre nosotros, me obsequió un día con una conseja que rezaba así: «no pidas a la vida cosas que no te puede dar, y mucho menos te enfades cuando no te las da». Semejante sabiduría venía a dar al traste con mi rebeldía ante ciertas injusticias porque, a todas luces, tales injusticias eran la moneda común en las esferas en que se habían producido.

Algo así podría aconsejársele en estos momentos a Repsol YPF sometida a una decisión arbitraria y tercermundista. Interpréteseme bien; en modo alguno justifico ni disculpo la decisión del gobierno argentino en semejante tropelía. Mi consideración, sin embargo, va más lejos. ¿Pensaba la petrolífera española que Argentina era, por ejemplo Alemania? ¿Le ha sorprendido la decisión? Ya sé que desde hace al menos seis o siete meses la cosa se veía venir, pero el cálculo económico debe considerar esta probabilidad desde el principio.

La historia está aún cercana cuando, en la primera mitad de los años setenta, el argentino Raúl Prebish desarrolló el sentimiento nacional de dependencia en oposición a la llamada colonización económica basada en el intercambio desigual. Con el recordado «Yankee go home» se atentó a todas las propiedades, fundamentalmente americanas, en los países del cono sur. El occidente mísero vio complacido como se expulsaba a los americanos y nacionalizaban sus propiedades. La historia se repite, como se repite la complacencia de la izquierda española, doctrinalmente mísera. Al fin y al cabo, el Gobierno de Felipe González, también expropió/incautó las propiedades de Rumasa para venderlas a sus amigos. El resultado en Latinoamérica fue endeudamiento y pobreza por décadas.

El inversor debe distinguir claramente las condiciones del país al que se dirige: estabilidad de sus gobiernos, respeto al estado de derecho y, fundamentalmente, el respeto a la propiedad privada. Una inversión en un país como Argentina no puede plantearse con un período de recuperación (pay out) como el que se aplicaría para una inversión en Estado Unidos, Alemania, Suecia o cualquier país política y socialmente desarrollado. En estos países, el período de recuperación, tiene que ser necesariamente muy corto, pues, lo más probable es que la expropiación o, más aún, la incautación, apelando al interés nacional, se produzca.

Son países de inversiones que ellos critican por especulativas. Pero mientras tengan este riesgo, el cálculo económico exige que así sea. ¿Darán marcha atrás? Dependerá de la presión internacional que, mucho me temo, no sea demasiado grande. Al fin y al cabo, en la cesta hay huevos de distintas procedencias que se trata de preservar.

 

YPF, genocidas y principios

YPF, genocidas y principios

Por Guillermo Luis Covernton 

ESEADE

Desde hacen 48 hs. todos los medios de comunicación que me conectan con el mundo que está fuera de mi mente hierven con gente que me pregunta mi opinión sobre la confiscación de YPF.

Por celular, por las redes sociales, por correo electrónico, por los pasillos de la universidad, clientes, proveedores, empresarios que se vinculan conmigo, todo el mundo quiere un análisis sobre esto.

Obviamente que cada uno debe formarse una opinión propia, para lo cual hace falta dar una profunda lectura de los antecedentes jurídicos, históricos y económicos del proceso de privatización y de re-estatización. Pueden haber también algunas consideraciones económicas. Pero por sobre todo, y dada la insistencia de tantísimas personas que me lo preguntan, porque creen en mí como persona, me siento en la obligación moral de dar una respuesta ética, antes de estudiar todos los detalles que alguien pueda considerar atendibles.

Para decirlo muy brevemente, porque estoy de viaje y me estoy conectando por celular: Hitler, cuando quería obtener dinero, mandaba a la Gestapo a la casa de un judío viejo, rico y feo. Lo apaleaban, le robaban todo y luego lo mandaban a Auschwitz. ¿Porque?

Porque era más aceptado por la mayoría que ir a asesinar a una rubia veinteañera y sacarle el equivalente a 50 pesos. Pero era un crimen aberrante, de igual modo.

Esta gente confisca YPF porque les puede dar una caja eficaz y rápida. No te expropian tu casa porque sacarían poca plata y mucha gente se solidarizaría contigo. Pero es un crimen aberrante, de igual modo.

Están robándole a una persona privada, a un civil cualquiera, argentino o extranjero, detalle que no hace ninguna diferencia, un activo que ha comprado genuinamente, pagando por él con el fruto de su trabajo, con sus ahorros, o con capital tomado a crédito, y que debe devolver a los ahorristas que se lo confiaron.

Un activo que le habían vendido ellos mismos, prometiéndole unas reglas que fijaron por contrato y que ahora no cumplen: QUIEN QUIERA COMPRAR DEBE OFRECER UN PRECIO POR EL 100 %. Es un crimen aberrante. Si aceptamos esto, desde el punto de vista moral, no vamos a tener argumentos éticos de ningún tipo para esgrimir, contra cualquier iniciativa que quiera confiscarte tu casa, tus ahorros, los depósitos bancarios o la vida de tus hijos.

Del mismo modo que se quedaron sin argumentos todos aquellos que marcharon a los hornos crematorios nazis, después de haber tolerado el genocidio de los judíos.

No importa si me gusta Repsol o Bruffau. No interesa si son extranjeros. Tampoco importaba si eran gordos, feos, ricos o judíos. NO MATARÁS. NO ROBARÁS. Eso es lo único que importa. Se podrán hacer muchísimos otros análisis, pero este es ineludible. Si no estamos de acuerdo en esto, es dificil que podamos integrar una sociedad civilizada, abierta, pluralista y respetuosa de las minorías y de la diversidad, sin xenofobia, racismo, prepotencia y sin violaciones a los derechos humanos.

Perdón por lo breve pero no tengo tiempo: Tengo que producir para poder seguir viviendo de mi propio trabajo y no hacerme Kirchnerista.

Guillermo Luis Covernton es Dr. En Economía, (ESEADE). Es profesor de Macroeconomía, Microeconomía, Economía Política y de Finanzas Públicas en la Pontificia Universidad Católica Argentina, Santa María de los Buenos Aires, (UCA). Es director académico de la Fundación Bases.

Latinoamérica dividida por decisión argentina de nacionalizar la petrolera YPF

Latinoamérica dividida por decisión argentina de nacionalizar la petrolera YPF

Latinoamérica dividida por decisión argentina de nacionalizar la petrolera YPF
Imagen: AFP / NA / Juan Vargas

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, expresó su apoyo a la decisión de Argentina de expropiar la mayoría de las acciones de la petrolera YPF, controlada por la española Repsol, y rechaza las “amenazas o intentos de intimidación” contra esa nación, indicó el canciller venezolano, Nicolás Maduro.

En una entrevista televisiva, el canciller leyó un comunicado en el que Chávez “saluda y respalda la decisión (…) de nacionalizar la principal empresa petrolera argentina”.

Maduro afirmó también que su gobierno rechaza las “amenazas o intentos de intimidación” contra Argentina, en referencia a las represalias que el Gobierno español analiza por algo que considera un “acto hostil”.

En cambio, el presidente de México, Felipe Calderón, dijo “lamentar” esta decisión, ya que considera que perjudica a los argentinos al restarle atractivo como destino para inversiones internacionales, e hizo “votos porque Argentina” rectifique una medida que calificó de “muy poco responsable y poco racional”.

La postura del Gobierno mexicano se conoce un día antes de que llegue a México el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, que anteriormente se había dirigido a instancias internacionales para abordar el tema de YPF, y específicamente había pedido la colaboración de ese país.

 

Las preguntas incómodas que afronta Cristina Fernández por YPF

Las preguntas incómodas que afronta Cristina Fernández por YPF

Veronica Smink

BBC Mundo, Argentina

Cristina Fernández, presidenta de ArgentinaLos detractores acusaron a Fernández de haber abogado -hace años- por la privatización de YPF.

Cuando la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner anunció el pasado lunes su decisión de expropiar la principal petrolera del país, Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) -mayoritariamente en manos de la española Repsol- dedicó su anuncio a su fallecido esposo, Néstor Kirchner.

«Él siempre soñó con recuperar YPF para el país», dijo la mandataria sobre quien fue su antecesor en la presidencia entre 2003 y 2007, y murió en 2010.

El discurso fue recibido con aplausos y cánticos por los simpatizantes del gobierno. Sin embargo, causó honda preocupación entre algunos sectores de la oposición y analistas que advierten que podría causar un serio problema con España, el principal inversor extranjero en Argentina.

Pero además de cuestionar la decisión, los detractores de la presidenta también acusaron a Fernández de hipocresía.

Y es que tanto la jefa de Estado como su marido abogaron por la privatización de YPF cuando ejercían cargos públicos en la provincia patagónica de Santa Cruz.

Documentos legislativos revelados por la prensa muestran que en 1992 la entonces diputada provincial en Santa Cruz presentó un proyecto que declaraba la necesidad de que la petrolera pasara a manos privadas.

También Kirchner, entonces gobernador de Santa Cruz, instó a los legisladores de su provincia a que respaldaran el proyecto privatizador impulsado por el presidente peronista Carlos Menem, y que eventualmente llevaría a que la petrolera pase a manos privadas.

En 1999, los Kirchner también avalaron la venta de las acciones del Estado y de Santa Cruz a Repsol.

Vaciamiento

A pesar del cambio de postura, muchos kirchneristas sostienen que no puede juzgarse a la mandataria por una decisión que tomó hace 20 años, ocupando otro cargo y en otro momento político del país.

«¿Por qué (el gobierno) no mencionó la responsabilidad de la familia Eskenazi? ¿Por qué se expropia solamente la parte española?»

Gerardo Morales, senador de UCR

Pero los críticos de la presidenta sostienen que esto no es lo más grave que se le puede achacar a Cristina Fernández. Según ellos, la contradicción mayor es que fue la política energética implementada en la última década por el kirchnerismo la que generó la crisis energética que ahora justifica la expropiación de la petrolera española.

El gobierno explicó su decisión de quedarse con el 51% de las acciones que posee Repsol con el argumento de que la empresa española «vació» la petrolera, al repartir la mayor parte de sus utilidades en vez de reinvertirlas.

Pero varios legisladores de la oposición acusaron al propio gobierno de haber avalado ese «vaciamento».

La diputada y ex candidata presidencial de la Coalición Cívica (CC), Elisa Carrió, se presentó ante la Justicia para denunciar que el representante del Estado en el directorio de Repsol YPF, Roberto Baratta, aprobó los estados contables, memorias y plan de inversiones por unanimidad, hasta 2011.

Recordó, además, que el Estado podía objetar decisiones de la compañía por poseer la llamada «acción de oro».

«El Estado argentino avaló un reparto de utilidades del 90% y que deje de liquidar en el país hasta el 70% de los obtenido por sus exportaciones, lo que produjo el vaciamiento de la empresa», denunció Carrió ante un juez federal.

«Argentinización» de YPF

Durante una acalorada sesión en el Congreso, el martes, algunos legisladores también cuestionaron el papel que jugó en la empresa un aliado del kirchnerismo: el argentino Sebastián Eskenazi, gerente general de YPF y dueño junto con su familia del 25% del paquete accionario de la empresa.

La llegada del Grupo Petersen -controlado por los Eskenazi- fue orquestada en 2007 por el presidente Kirchner, como parte de una estrategia para «argentinizar» la petrolera.

«¿Por qué (el gobierno) no mencionó la responsabilidad de la familia Eskenazi? ¿Por qué se expropia solamente la parte española?», objetó el senador de la Unión Cívica Radical (UCR), Gerardo Morales.

Por su parte la senadora del CC María Eugenia Estenssoro, remarcó que el acuerdo que posibilitó el ingreso de los Eskenazi dio a Repsol vía libre para repartir utilidades.

Y denunció que «en 2009 y 2010 se aprobaron balances correspondientes a 2008 y 2009 en los que se decidió la remisión de utilidades del 255% y del 140%, respectivamente», algo que se contradice con la política de reinversión supuestamente alentada desde el gobierno.

Los legisladores hicieron hincapié en un detalle aún más comprometedor: la forma de pago por la que se acordó el ingreso de los Eskenazi (ingreso que además fue criticado por la falta de experiencia de ese grupo en el sector petrolero).

El Grupo Petersen no pagó por las acciones que compró, sino que se acordó con Repsol que esa deuda fuera cancelada con los dividendos futuros, algo que -según los detractores- impulsó el reparto de utilidades.

Crisis energética

En una exposición ante el Senado, los dos funcionarios designados por la presidenta como interventores en YPF, el ministro de Planificación Federal, Julio de Vido, y el viceministro de Economía, Axel Kicillof, defendieron la decisión del gobierno.

¿Qué hará Carlos Menem?

Carlos Menem

Se prevé que el 25 de abril el Senado vote el proyecto de expropiación presentado por el Ejecutivo. Uno de los legisladores que deberá expresarse sobre el tema es Carlos Menem, el ex presidente peronista (1989-1999) que impulsó la privatización de YPF. Menem fue elegido senador en 2005 y es considerado un aliado del gobierno. Según los medios oficialistas, el senador podría pedir licencia por motivos de salud –como ha hecho en el pasado- para evitar tener que votar.

Los funcionarios destacaron que en la última década la producción de petróleo en Argentina se redujo a la mitad, algo que atribuyeron a la falta de inversión. Y señalaron que esa caída llevó a que Argentina perdiera su autoabastecimiento energético.

«El déficit energético de la Argentina se encuentra estrechamente asociado a la política desarrollada por Repsol», aseguró De Vido.

Por su parte, Kicillof acusó al presidente de Repsol, Antonio Brufau, de exigir un precio para la venta del petróleo «a tono con el precio mundial» y de rehusarse a abastecer el mercado argentino a los precios que exigía el gobierno: entre la mitad y dos tercios de su valor internacional.

«(Repsol YPF) es una empresa que tiene que alinearse a un modelo de crecimiento y que no hemos logrado que lo haga», dijo.

Según explicó el funcionario, el precio del barril no debe calcularse según su costo de mercado sino según «los costos de las empresa» en Argentina.

Sin embargo, expertos con los que habló BBC Mundo afirmaron que es justamente la política de precios bajos aplicada por el kirchnerismo desde 2003, lo que llevó a una falta de inversión y a la grave baja en la producción.

«La decisión del gobierno de mantener prácticamente congeladas las tarifas de gas y petróleo en los últimos diez años es una de las causas principales que explican por qué se redujo la explotación de hidrocarburos», afirmó el consultor energético Daniel Gerold, de G & G Energy Consultants.

«Contradicción»

La senadora Estenssoro –cuyo abuelo fue uno de los fundadores de YPF en 1922, y su padre dirigió la petrolera- cuestionó la capacidad del gobierno para hacerse cargo de YPF.

En particular la legisladora consideró una «contradicción» que se designe como interventor al mismo funcionario que desde 2003 tiene a su cargo la política energética del país, Julio De Vido, a quien consideró responsable de la pérdida del autoabastecimiento energético.

«De exportar hidrocarburos pasamos a ser un importador neto. ¿Todo ese plantel va a liderar la recuperación de YPF? Es algo insólito», afirmó.

Hablando en representación del gobierno, Kicillof desmereció las críticas sobre la política energética oficialista.

«Las políticas fueron exitosas, pero insuficientes. Por eso ahora se avanza en esta dirección», argumentó.

También se defendió de quienes le reprocharon el manejo estatal de Aerolíneas Argentinas, otra empresa expropiada a una empresa española (en 2008), que actualmente reporta pérdidas de US$2 millones por día.

El funcionario pidió un voto de confianza en el Estado.

«Cuando hay una crisis lo peor que se puede hacer es pensar que el Estado es el problema. El Estado es la solución», aseguró.

La nacionalización de YPF ilustra el giro intervencionista de Kirchner

La nacionalización de YPF ilustra el giro intervencionista de Kirchner

Por Matt Moffett

The Wall Street Journal Americas

La nacionalización de la petrolera YPF SA constituye la última señal de que la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner está siguiendo un curso más nacionalista e intervencionista que el de su difunto esposo y predecesor, Néstor Kirchner.

En los meses previos a la nacionalización, que ha provocado un feroz enfrentamiento con Repsol YPF, el dueño mayoritario español de YPF, Fernández de Kirchner ya había impuesto nuevos controles sobre las salidas de capital y las importaciones, tomado medidas para tener un control más firme sobre los recursos del banco central y reanudado los reclamos de Argentina al Reino Unido por la soberanía de las Islas Malvinas.

 

KIRCHNER

Los analistas dicen que las medidas son, en parte, un intento para remendar los más acuciantes problemas económicos y desviar la atención de los políticos. El giro a la izquierda también está relacionado con una reorganización de su equipo, donde algunos de los referentes pragmáticos asociados con Néstor Kirchner han pasado a un segundo plano para dar lugar a asesores más jóvenes e izquierdistas, vinculados a su hijo Máximo, de 35 años.

«Creen que pueden sobrevivir la reacción de corto plazo de España porque las nacionalizaciones son políticamente muy digeribles en casa», indicó Javier Corrales, politólogo de Amherst College.

La presidenta, de 59 años, parece estarse desmarcando de la sombra de Néstor Kirchner, quien falleció de un ataque cardíaco en 2010. La mandataria todavía se viste de negro y salpica sus discursos con referencias a «él».

En el plazo inmediato, la nacionalización parece otorgar un impulso político interno a Kirchner, quien en octubre fue reelegida de manera aplastante, pero que en el último tiempo se ha visto en dificultades por la desaceleración económica y un escándalo político que involucra a su vicepresidente.

Kirchner «habla cada vez más acerca de Él, al tiempo que, paradójicamente se aleja de Él», escribió recientemente Fernando Laborda, columnista del diario La Nación.

Néstor Kirchner, en todo caso, también fue conocido por sus tácticas populistas y por no ceder en las negociaciones con los acreedores extranjeros, además de ser acusado de manipular las estadísticas de inflación. Pero Kirchner también era un negociador «más pragmático que ella», en opinión del economista Aldo Abram.

YPF fue fundada como una empresa estatal en 1922, antes de ser privatizada en los años 90. A la postre, Repsol obtuvo el control.

En 2008, en una medida para «argentinizar» las operaciones de YPF, Néstor Kirchner medió en un acuerdo en el que la familia Eskenazi, de Argentina, obtuvo una participación minoritaria sin poner un peso. Kirchner había tenido acuerdos con los Eskenazi desde que era gobernador de la provincia de Santa Cruz, en los años 90.

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Ahora, con la nacionalización, los Eskenazi podrían mantener su participación de 25%, aunque quedarían al margen de la gestión diaria de la empresa. La participación de Repsol YPF caerá de 57% a 6%.

El politólogo argentino Rosendo Fraga escribió recientemente que Fernández de Kirchner está pasando de un «capitalismo de amigos a un capitalismo de estado».

Los analistas argentinos dicen que las políticas de la presidenta llevan el sello de los jóvenes asesores de izquierda, concentrados en un grupo llamado «La Cámpora», bautizado en homenaje a un peronista progresista que fue presidente por un breve período en los años 70. El movimiento juvenil gira en torno a Máximo Kirchner, primogénito de la mandataria.

Uno de sus confidentes, Axel Kicillof, el viceministro de Economía de 40 años, se ha convertido quizás en el asesor económico más cercano a la presidenta, dicen los analistas bonaerenses.

Puede que Fernández de Kirchner sea también receptiva a una radicalización debido a los crecientes nubarrones económicos, opinan los especialistas. El balance del comercio energético del gobierno pasó a ser deficitario el año pasado, y hay escasez de dólares para pagar las importaciones debido a que el capital ha estado abandonando el país.

En los últimos días, algunos partidarios del gobierno hablaron con nostalgia sobre la posibilidad de emular el modelo mixto de propiedad pública y privada que ha funcionado bien para Petroleo Brasileiro SA, más conocida como Petrobras.

En lugar de privatizar la petrolera en la década de los 90, como lo hizo el gobierno peronista conservador de Argentina, Brasil optó por lo que llamó la «flexibilización» de Petrobras y el monopolio que tenía desde hace tiempo.

El gobierno brasileño mantiene el control mayoritario de las acciones con derecho a voto. Pero para hacer a la empresa más transparente y eficiente, una parte de las acciones cotizan en la Bolsa de Nueva York, se formó una junta directiva compuesta por líderes del sector privado y se permitió la competencia de empresas foráneas.

Aunque el modelo ha funcionado bien para Brasil, algunos analistas señalan que la situación de YPF y el país austral es distinta. «Argentina y Brasil no son los mismos casos», dice Rafael Schechtman, director del Centro para la Infraestructura en Rio de Janeiro.

El gobierno de Kirchner ha paralizado la industria energética al imponer topes a los precios de la energía de uso en los hogares, señala Schechtman, al igual que altos impuestos y opacas reglas de inversión. Asimismo, sostiene que Petrobras tiene mucha más libertad que YPF en materia de precios.

Schechtman dice también que Brasil tiene un historial de claras reglas de juego para los inversionistas extranjeros que están inyectando grandes cantidades de dinero en el sector petrolero. «En el modelo brasileño, jamás se han violado los contratos», aseveró. «Se han respetado las reglas».

El analista ve un mayor riesgo de que una YPF bajo el control del Estado se convierta en un monopolio ineficiente, como la petrolera estatal de Venezuela PDVSA.

Kirchner: «Argentina está cambiando la historia al recuperar YPF»

Economía

Kirchner: «Argentina está cambiando la historia al recuperar YPF»

La presidenta de Argentina recordó en televisión que su esposo y antecesor, el fallecido Néstor Kirchner, dijo en 2003 que «el gran problema energético fue la desnacionalización y la venta de las acciones de YPF»

EFE / BUENOS AIRES
 La presidenta argentina, Cristina Fernández, afirmó hoy que el país está «cambiando la historia», al destacar la «recuperación» de YPF, en medio del proceso de expropiación de la petrolera a la española Repsol.

«Los argentinos estamos cambiando una historia que muchas veces no quisieron escribir y que lo hicieron otros por ellos», pero «no hay que echarle la culpa a nadie», manifestó Fernández durante el acto de presentación del canal estatal Tecnópolis TV. La mandataria dispuso el pasado lunes la intervención de YPF y envió al Parlamento un proyecto de ley para expropiar el 51 por ciento de las acciones de la petrolera a la española Repsol.

«Pasos muy importantes»

«Se están dando pasos muy importantes e impensados hacía muchos años. Se progresó mucho después del derrumbe producido antes de 2003», insistió Fernández. Recordó además que su esposo y antecesor, el fallecido Néstor Kirchner, dijo en 2003 que «el gran problema energético fue la desnacionalización y la venta de las acciones de YPF».

«Ahora se está recuperando ese instrumento estratégico», pero «la historia no se construye como uno quiere sino como uno puede y a pesar de todos los obstáculos, porque no es un camino llano y sin tropiezos», subrayó Fernández. Tanto Kirchner como la propia Fernández apoyaron la privatización de YPF en 1992 y, hasta que empezó la embestida gubernamental contra la empresa, el pasado diciembre, la presidenta citó en más de una ocasión a YPF, entonces bajo control de Repsol, como modelo de empresa en Argentina.

Debate en la Cámara Alta

El Senado aprobó hoy en comisiones el dictamen del proyecto de ley para expropiar un 51 por ciento de las acciones de YPF en manos de Repsol y la empresa YPF Gas, propiedad del grupo español, lo que habilita el debate de la iniciativa en el pleno de la Cámara Alta. El oficialismo se propone discutir el proyecto gubernamental en el pleno del Senado el miércoles de la semana próxima para luego girarlo a la Cámara de Diputados, donde se espera que los legisladores afines al Gobierno también hagan pesar su mayoría.

El viceministro de Economía, Axel Kicillof, anunció este martes que Argentina no pagará los 10.000 millones de dólares que reclamó el presidente de Repsol, Antonio Brufau, en compensación por las acciones que le serán expropiadas al grupo. El proyecto de ley gubernamental declara de interés «público nacional» el sector de los hidrocarburos y añade que la valoración de YPF dependerá del estatal Tribunal de Tasación, pero no explica de dónde saldrán los fondos para el pago de las acciones que se expropiarán.

Argentina responde: revisará el precio de YPF, pero no pagará a Repsol lo que pide

Argentina responde: revisará el precio de YPF, pero no pagará a Repsol lo que pide

Europa Press
Axel Kicilliof

El interventor de YPF, Julio De Vido, y Axel Kicilloff. Foto: EFE

El viceministro de Economía y uno de los interventores de YPF, Axel Kicillof, ha asegurado que «revisarán las cifras sobre el valor verdadero de la compañía y que el Estado argentino no pagará los 10.000 millones de dólares (unos 8.000 millones de euros) que Repsol demandará a Argentina por la expropiación del 51% en la petrolera. Siga las reacciones a la expropiación de YPF por parte de Argentina.

«Estamos en condiciones de decir que los números que hablaban acerca del valor de la compañía, de manera imprudente, van a ser revisados a medida que vayamos conociendo vericuetos e información secreta que la empresa manejaba», indicó Kicillof en su intervención ante el Senado argentino.

Además, acusó a Repsol de «pretender que el precio del petróleo en Argentina tuviera el mismo nivel que en el internacional» y de haber «retenido y atesorado el combustible» sin extraerlo, para mantener sus valores altos.

Kicillof aseguró que, según el criterio del Gobierno argentino, el precio de los combustibles son los costos reales de una empresa, y subrayó que YPF, aun después de la administración española de Repsol, sigue siendo el actor clave». «Que ningún payaso venga a decir que la empresa no tenga importancia», añadió al respecto.

Así, el dirigente fundamentó la decisión de expropiación en el hecho de que no se puede dejar el control estratégico «en manos de quien no confió en Argentina» y sostuvo que Repsol «ha tenido beneficios extraordinariamente grandes», al tiempo que afirmó que «nadie puede decir se le está sacando algo que era suyo».

Además, añadió en su alegato de defensa de la decisión de expropiar YPF que el Gobierno «no puede darse el lujo de esperar a que el Repsol se siente a discutir qué va a hacer con el gas, con el petróleo y el precio de los combustibles».

Críticas a Repsol

Con esta decisión de expropiar YPF, Kicillof destacó que los empresarios ahora van a entender lo que está haciendo Argentina «cuando están pensando en la expansión de un grupo que lo ha hecho con los dividendos que les dio una compañía argentina».

Por otra parte, el viceministro de Economía cuestionó que ahora «se agite el fantasma de la seguridad jurídica» por la medida que se adoptó con YPF, y recordó que Repsol, «antes de apropiarse de YPF, era muy pequeña» y «ha exprimido hasta la última gota» los beneficios de la compañía.

Así, Kicillof garantizó que el Gobierno argentino va a asegurar la rentabilidad de YPF, «pero con tarifas que quiebren a las empresas», y citó a la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, cuando usó la palabra «extorsión» porque Repsol «decía que no te abastecía si no subías el precio».

 

El Gobierno de España da por rota la amistad con Argentina y prepara represalias

El Gobierno de España da por rota la amistad con Argentina y prepara represalias

García-Margallo: «La decisión rompe el clima de cordialidad y amistad»

Soria: «Es una decisión hostil contra España y el Gobierno de España»

El Ejecutivo anuncia medidas «claras y contundentes» en los próximos días

Exteriores convoca de nuevo al embajador argentino en España

El Gobierno español ha salido este lunes en tromba y ha condenado rotundamente la decisión del Gobierno argentino de nacionalizar el 51% de la filial argentina de Repsol. El ministro de Industria, José Manuel Soria, ha avanzado en conferencia de prensa que el Ejecutivo español trabajaba desde el mismo lunes por la tarde en unas medidas “claras y contundentes” que se darán a conocer en los próximos días, aunque no especificó ninguna. Soria ha denunciado que la medida decidida por la presidenta Cristina Fernández es un gesto de hostilidad contra España y contra el Gobierno de España. Tanto Soria como el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, han dedicado un rosario de descalificativos a la expropiación. García-Margallo, que ha convocado para este martes al embajador argentino, Carlos Bettini, ha declarado que se trata de una medida “arbitraria” y “dañina”, que supone la ruptura de “la relación de amistad y cordialidad” que había unido hasta ahora a ambos países y ha reprochado que España había acudido en socorro de Argentina, cuando el país latinoamericano se encontraba en sus peores momentos.

El Gobierno se ha puesto en contacto con las autoridades europeas, y ha pedido que se debata por la vía de urgencia en el pleno que se está celebrando en Estrasburgo. Ha lamentado que la nacionalización rompe el acuerdo verbal, alcanzado por ambos gobiernos el pasado 28 de febrero, de solventar cualquier conflicto respecto a las inversiones de Repsol con diálogo. El ministro ha advertido de que la decisión no solo es “pésima para España y para Argentina”, sino que también es “malísima para la seguridad jurídica”, con lo que perjudicará gravemente la llegada de inversiones a Argentina. La petrolera Repsol, por su parte, también ha anunciado medidas legales contra Argentina y su decisión de expropiar. Considera la medida «ilícita y gravemente discriminatoria».

Soria confía en que este gesto hostil “no sea el principio de una situación grave”, ya que en Argentina operan otras importantes empresas españolas del sector financiero (BBVA y Santander), telecomunicaciones (Telefónica), y otros servicios. En esta línea, Soria ha advertido de que la expropiación de YPF “no solo afecta a una empresa aislada, sino que perjudica también a miles de accionistas y sus ahorros” y ha criticado que la medida supone una discriminación porque hay otros accionistas de YPF que no se ven afectados.

Soria había declarado el sábado que el conflicto con Repsol en Argentina se estaba encauzando, pero ayer aclaró que se refería a que Buenos Aires no había cumplido la amenaza de nacionalización, que parecía un hecho hacía tan solo unos días. El ministro lamentó que tras su viaje a Argentina, cuando se firmó el acuerdo verbal por el diálogo, el 28 de febrero, se dirigió por escrito al Gobierno de Kirchner, para fijar día y hora de reunión y jamás obtuvo respuesta.

“Allí donde haya una empresa española, allí estará el Gobierno defendiendo como propios sus intereses”. Rajoy, sin referirse directamente a Repsol ni a Argentina, tenía muy presente la amenaza de nacionalización en el discurso con el que clausuró la Asamblea General del Instituto de la Empresa Familiar (IEF) este lunes en Madrid. “No les quepa duda, este Gobierno va a estar al lado de quienes crean empleo y riqueza dentro y fuera de muestro país”, afirmó Rajoy tras señalar que “la excelencia de las empresas españolas requiere de una política económica que esté a su altura”.

Rajoy, informa Miguel González, inicia este lunes su primera gira por Iberoamérica como presidente que le llevará tres días a México y Colombia en plena ofensiva diplomática para intentar frenar el ya explícito plan de Cristina Fernández de arrebatar a Repsol el control de YPF y en medio de la polémica provocada por el accidente del Rey en Botsuana. El viaje estaba previsto antes de que la presidenta argentina anunciara la toma de control de la filial de la petrolera.

Precisamente el presidente de México ha lamentado este lunes la decisión «poco responsable y poco racional» de Cristina Fernández, a quien Felipe Calderón ha animado a rectificar su postura, «claramente violatoria de acuerdos y tratados».

La primera valoración pública de un dirigente político español había llegado de la mano de Dolores de Cospedal minutos después del anuncio de Fernández, a media tarde. «No me cabe la menor duda de que el Gobierno va a dar cumplida respuesta a esta situación. Será la respuesta suficiente y completa para defender el interés de las empresas españolas en Argentina», aseguró la secretaria general del PP.

Repsol acusa a Argentina

Repsol acusa a Argentina de expropiar YPF para tapar la crisis económica y social

El presidente de la petrolera afirma que la nacionalización no está justificada por utilidad pública

La compañía asegura que la medida no se traducirá en una subida de los carburantes

El grupo presentará un nuevo plan estratégico a finales de mayo y mantendrá el dividendo

/ Madrid

Brufau, durante la rueda de prensa en Madrid. / ATLAS

Repsol acusó hoy a Argentina de expropiar su filial YPF con el objetivo de tapar la crisis social y económica que azota el país latinoamericano, según ha dicho el presidente de la petrolera española, Antonio Brufau. La compañía, que pide 10.500 millones de dólares (unos 8.000 millones de euros) por su participación en YPF, considera la nacionalización ilegal y demandará a Buenos Aires en un arbitraje ante el Banco Mundial.

«Estos actos no quedarán impunes», advirtió el primer ejecutivo de la petrolera en una conferencia de prensa convocada en la sede de Repsol en Madrid y que duró casi dos horas. «La presidenta de Argentina ha realizado un acto ilegítimo e injustificable tras una campaña de acusaciones dirigida a derrumbar la acción de YPF y permitir una expropiación a precio de saldo», dijo Brufau, cuyo tono, directo pero campechano, contrastó con el aire de solemnidad que rodeó la víspera el anuncio de la presidenta Fernández de Kirchner.

En primer lugar, la compañía demandará a Buenos Aires ante el Banco Mundial por la expropiación, la mayor registrada en el sector de los hidrocarburos desde que Rusia se hiciera con los activos de Yukos hace una década. Los pleitos se dirimen a través del Centro Internacional sobre Diferencias relativas a Inversiones (Ciadi), donde ya han llevado sus quejas en el pasado otras compañías españolas presentes en Argentina, como Telefónica, Endesa, Gas Natural y Aguas de Barcelona.

El presidente de Repsol aseguró que la expropiación de la filial, que el año pasado representó un tercio del beneficio bruto de la compañía española, no está justificada por utilidad pública y rechazó las acusaciones del Gobierno argentino de que la petrolera tiene una actitud «depredatoria» sobre los recursos del país. «La decisión viola los más elementales principios de la igualdad de trato», dijo. Pese a tratarse de una iniciativa que abarca todo el sector de los hidrocarburos, solo ha sido expropiada YPF y, dentro de esta empresa, solo las acciones de la petrolera española.

«A través de levantar la bandera de la expropiación y buscar un responsable en YPF se oculta la realidad», afirmó Brufau, para quien la renacionalización responde simplemente a un intento del Gobierno argentino de «tapar la crisis social y económica que está enfrentando Argentina», con una elevada inflación y conflictos en sectores como el transporte. El Gobierno «solo busca tomar el control de la petrolera sin ninguna opa, un compromiso asumido por el Gobierno en su privatización», añadió.

El Gobierno español se ha comprometido a defender los intereses de Repsol. El ministro de Industria, José Manuel Soria, advirtió hoy que la expropiación tendrá consecuencias, que se conocerán en los próximos días, y que se materializarán a través de medidas de ámbito “diplomático, comercial, industrial y energético». En Bruselas, la Comisión Europea suspendió un encuentro bilateral con Argentina previsto para esta semana y advirtió que la decisión envía una señal muy negativa a los inversores.

No subirá la gasolina

El presidente de Repsol ha enfatizado que en ningún momento la producción de YPF ha sido enviada a España por lo que no afectará de ninguna manera al precio de los carburantes. «La repercusión será cero en compras, precios y aprovisionamientos», ha dicho. La expropiación, ha asegurado Brufau, no afectará a la política de dividendos de la empresa y que a finales de mayo presentará un nuevo plan estratégico.

Brufau ha añadido que Repsol no ha tenido ninguna respuesta del segundo accionista de la filial argentina, el grupo Petersen, de Enrique Eskenazi. Repsol tiene una participación del 57,43% en YPF. Adicionalmente, mantiene un préstamo con el grupo de la familia Eskenazi valorado en 1.542 millones de euros. Este grupo tiene más de un 25% del capital de YPF tras el acuerdo alcanzado entre Repsol y el Gobierno argentino, que adquirió con un préstamo de Repsol (45%) y de un grupo de entidades (el otro 55%). De hecho, esta empresa debe pagar 400 millones a sus bancos acreedores en mayo. O refinanciar. Para el Gobierno argentino, nacionalizar este paquete hubiese sido nacionalizar una deuda de unos 4.000 millones.

Respecto a la posibilidad de que la petrolera china Sinopec se haga con la participación expropiada, Brufau dijo: «Los chinos, por muy chinos que sean, son muy serios. Y nadie serio entra por la puerta falsa». Respecto al ministro de Planificación argentino, Julio de Vido, el primer ejecutivo de Repsol añadió: «No creo que verle sentado al frente de YPF sea un plato de buen gusto para un inversor fino de Minesotta». Y arremetió contra el concepto de seguridad jurídica del país: «No es de lo más fuerte».

Ley Videla

Brufau fue duro con la manera de actuar de ayer del Gobierno argentino, que mandó a altos funcionarios a la sede de YPF en Buenos Aires para obligar a los ejecutivos a abandonarla de inmediato. «Entraron en nuestras instalaciones al amparo de una ley de Videla, que fue un dictador, antes incluso de que la presidenta acabase de explicar el decreto de intervención. No es propio de un país moderno, esta no es la Argentina querida. La gente de este país se merece otra cosa», dijo.

Brufau hizo historia y recordó que el matrimonio Kirchner aproyó la privatización de YPF en 1999. Entonces, el expresidente Néstor Kirchner era gobernador de Santa Cruz.. «En 2008, escuchando los deseos del Gobierno argentino dimos entrada a un grupo argentino, con financiación bancaria y de la propia Repsol. Fue absolutamente aprobada por Kirchner y su señora y se aprobó el pago de dividendos» ahora criticado.

«Habría que mirarse un poquito en el recordatorio de cada uno», reprochó en relación a las críticas de Kirchner contra la política de dividendos. «Hasta finales de 2011 solo recibíamos beneplácitos, ya ahora se nos acusa de una década de depreciación».

Argentina: Cristina Fernandez ordena expropiar la petrolera YPF mediante un proyecto de ley

Argentina: Cristina Fernandez ordena expropiar la petrolera YPF mediante un proyecto de ley – ERBOL

España dio este jueves un paso decisivo al frente en su defensa por Repsol. Ante los insistentes rumores sobre la posible intervención del Gobierno en la filial argentina de la compañía, el ministro de Industria, José Manuel Soria, quien se encontraba de viaje en Varsovia, declaró: “El Gobierno de España defiende los intereses de todas las empresas españolas, dentro y fuera. Si en alguna parte del mundo hay gestos de hostilidad hacia esos intereses, el Gobierno los interpreta como gestos de hostilidad hacia España y hacia el Gobierno de España. El Gobierno lo que sí dice es que si hay gestos de hostilidad estos traerán consecuencias”.

El ministro se expresó en una grabación realizada por los servicios de prensa de La Moncloa a las puertas de la Cancillería polaca, sin que estuvieran presentes, ni pudieran preguntar, los periodistas españoles. Su mensaje era muy parecido al que comunicó a las autoridades argentinas durante un viaje relámpago que efectuó a finales de febrero desde Madrid a Buenos Aires para entrevistarse con los responsables económicos de Argentina. Pero en esta ocasión utilizó un tono que nunca había usado.

La compañía y el Gobierno español padecieron durante toda la jornada la misma incertidumbre que viene aquejando a Repsol desde que en enero el Gobierno argentino emprendiera sus ataques contra ella. Pasaban las horas y ningún directivo de Repsol sabía a qué atenerse. En teoría, el futuro de Repsol iba a dilucidarse este jueves por la tarde —madrugada en España— durante una reunión que mantendrían los gobernadores de las 10 provincias petroleras con la presidenta Cristina Fernández. Pero fuentes próximas a un gobernador indicaron que la presidenta suspendió la cita. Luego se anunció que la presidenta haría una intervención televisada en la que se esperaba el anuncio.

Nadie parecía saber a ciencia cierta si Argentina se atrevería a dar la estocada definitiva a Repsol-YPF. Si los ministros argentinos contaban con información directa de Fernández de Kirchner, no dejaban ver sus cartas. A la misma hora en que se conocían las declaraciones de Soria se reunía en Buenos Aires el presidente de Repsol, Antonio Brufau, con el ministro de Planificación argentino, Julio de Vido. Ambos se conocen de sobra, han cenado muchas veces juntos. Pero desde que el Gobierno argentino anunció que Repsol no había invertido lo suficiente en el país para aumentar la producción, De Vido advirtió que a él nadie le iba a pasar por la izquierda dentro del Ejecutivo. Es decir, si había que apoyar la nacionalización, la apoyaría. Durante la pasada semana en los medios argentinos circuló el rumor de que el Gobierno preparaba un proyecto para hacerse con el 50,01% de las acciones de Repsol-YPF. Ya entrada la tarde, el diario Clarín afirmaba en su página digital de que el Gobierno había enviado a los diputados oficialistas un proyecto que declaraba “de utilidad pública y sujeta a expropiación” a Repsol ese porcentaje de acciones. Mientras, las acciones de YPF en la Bolsa de Buenos Aires subían por encima del 7%, y las que cotizan en Wall Street se disparaban casi un 13%.

En cuanto al precio que se pagará por las acciones a expropiar, el texto indica que “la valuación será efectuada por el Tribunal de Tasaciones de la Nación con la colaboración de la Secretaría de Energía”. También apunta que “el Poder ejecutivo procurará acordar con los titulares de las acciones sujetas a expropiación el valor y la forma” de pago y que, eventualmente, esos acuerdos deberán ser refrendados por el Congreso de la Nación. Además, establece que, si no se alcanza acuerdo por la totalidad de las acciones a expropiar, “la Procuración (general de la Nación) promoverá el juicio de expropiación respectivo”.

El envío del texto al Congreso se produjo, según Clarín, poco después de la reunión que mantuvo Brufau con De Vido. Pero en Repsol seguían sin saber nada. Y el propio diario reconocía que el texto no había llegado a su destino. En la reunión, protocolaria, De Vido no le había dicho nada semejante a Brufau. El presidente de Repsol le había hecho llegar un documento a Cristina Fernández en el que le exponía sus intenciones de aumentar este año las inversiones hasta en 3.500 millones de dólares (2.652 millones de euros). Pero la presidenta dijo no, que ese dinero era insuficiente. Y De Vido no fue mucho más allá.

La falta de comunicación entre Fernández y Brufau ha sido un factor determinante en este conflicto. A pesar de que Brufau se ha desplazado en varias ocasiones a Argentina —ahora mismo se encuentra en Buenos Aires—, la presidenta no ha querido recibirlo. Varios medios locales han criticado la paradoja de que atendiera a artistas como Roger Waters o Sean Penn, pero no se digne darle audiencia al presidente de la mayor empresa española y la mayor de Argentina.

Lo máximo que ha podido hacer Brufau es enviarle a la presidenta un escrito explicándole todas las medidas que se podrían afrontar en Repsol-YPF para ayudar a superar el déficit energético que sufre el país. Pero la misiva no ha producido ningún resultado.

Mientras tanto, los gobernadores continuaban con su estrategia de retirar concesiones de contratos a Repsol. En cinco provincias petroleras se le han rescindido contratos a Repsol en áreas que suponen hasta un 12% de su producción total en Argentina. La mayor de las áreas, la de Los Perales-Las Mesetas les fue retirada ayer por el gobernador de Santa Cruz, Daniel Peralta.(tomado de elpais).

Cristina Kirchner desafía a España con la nacionalización de YPF

proyecto de ley en el congreso

Cristina Kirchner desafía a España con la nacionalización de YPF

Horas después de la advertencia de Soria, el Ejecutivo de Fernández de Kirchner declara de interés público el 50,01% de las acciones.

El Gobierno argentino ha iniciado este jueves el proceso de nacionalización de YPF. Ignorando las advertencias del Ejecutivo español que, por boca de José Manuel Soria, ministro de Industria, había advertido horas antes de que la decisión tendría «consecuencias», Cristina Fernández de Kirchner ha enviado al Congreso un proyecto de ley que declara de interés público (y, por tanto, objeto de nacionalización) el 50,01% de las acciones de la compañía. Ahora, el Tribunal de Tasaciones argentino deberá establecer cuánto se paga por esas acciones.

Tras varias semanas de tensión entre Repsol y el Gobierno argentino la estatización de YPF está prácticamente realizada. El gabinete de Cristina Fernández de Kirchner justifica esta decisión por la menor inversión de Repsol en YPF en los últimos meses y por la necesidad de alterar la ecuación energética. Argentina, según varios dirigentes han explicado a una radio local, «necesita importar energía, cuando tiene suficiente para abastecerse».

El ministro de Planificación, Julio De Vido, y el segundo en la cartera de Economía, Axel Kicillof, se han reunido con los gobernadores y con Antonio Brufau, presidente de Repsol-YPF, esta misma tarde, antes del anuncio del interés del Gobierno de hacerse con el 50% de la petrolera. YPF se ha disparado un 6,99% en la bolsa bonaerense esta misma tarde tras la caída del 5% de ayer.

El texto, según publica el diario argentino Clarín, declara de interés público hasta el 50,01% de las acciones clase B de la petrolera. El texto declara de «utilidad pública» ese porcentaje de acciones clase D de la petrolera. Son 100 millones de títulos del Grupo Eskenazy y casi 96,6 millones de acciones de Repsol. Es una medida muy importante para el gobierno argentino ya que están expropiando la mayor empresa del país.

El proyecto

En total, YPF tiene actualmente 393 millones de acciones clase D, las que el gobierno argentino considera susceptibles de expropiación. Un 57,43% pertenecen a Repsol, un 25,46% al Grupo Petersen, mientras que un 17,09% se negocian en bolsa y un 0,02% está ya en el poder del Estado.

El proyecto de expropiación de la petrolera enviado al congreso argentino establece, según el diario argentino, que si es necesario expropiar más acciones para que el Estado argentino llegue al 50,01%, esos títulos se expropiarán de modo tal que se respeten las proporciones en poder de los otros accionistas.

El precio que se pagará a Repsol por las acciones expropiadas está todavía por determinar y serán, según el texto del proyecto, el Tribunal de Tasaciones de la Nación en colaboración con la Secretaría de Energía los que se encarguen de fijarlo.