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La batalla que Argentina sí ganó

La batalla que Argentina sí ganó

Treinta años después de la guerra de Las Malvinas, Cristina Fernández expropia YPF enarbolando la soberanía nacional. Estas son las claves de la decisión

Buenos Aires
La mano de la presidenta de Argentina sujetando un tubo con una muestra de petróleo de YPF. / AP

A lo largo de su andadura como presidente de Repsol, Antonio Brufau ha negociado con líderes mundiales en situaciones un tanto peculiares. Muamar el Gadafi lo atendió varias veces en su jaima de Trípoli mientras en la puerta ordeñaban las cabras y pastoreaban los camellos; el boliviano Evo Morales lo recibió a las cinco de la mañana en La Paz; con el presidente Hugo Chávez departió mientras el mandatario venezolano conducía un Mercedes desde la Gran Vía de Madrid hasta el aeropuerto de Barajas, y Fidel Castro le concedió audiencia a las dos de la madrugada en La Habana.

En la Casa Rosada, sede del Gobierno argentino, Brufau tuvo que esperar a veces varias horas para acceder al despacho presidencial. Pero cuando llegaba acompañado de Sebastián Eskenazi, el hombre al que vendió el 25% de Repsol-YPF cuando Néstor Kirchner le obligó a argentinizar la compañía, no esperaba ni un minuto. Eskenazi era íntimo amigo de los Kirchner. Néstor y Cristina vieron con muy buenos ojos en 2008 que los Eskenazi pagaran solo el 10% de las acciones que compraron. Para el resto, pedirían créditos. ¿Y cómo pensaban los Eskenazi pagar los créditos? Con el dinero que les abonase la empresa en el reparto de dividendos. “Así me compro yo también la Coca-Cola”, dijo esta semana el periodista argentino Jorge Lanata. La operación le pareció un tanto extraña entonces a algunos analistas argentinos, y les sigue pareciendo extraña. Pero entonces, casi todo el mundo parecía contento: Brufau, los Kirchner y, por supuesto, los Eskenazi.

Brufau trabó relaciones muy fluidas con el ministro de Planificación, Julio de Vido, responsable de la política energética del país en los últimos nueve años. El presidente de Repsol conocía bien a la gente que era necesario conocer bien: los empresarios, los periodistas más influyentes, los gobernadores de las provincias petroleras, los consultores de energía más prestigiosos… Y cuando murió Néstor Kirchner, en 2010, no perdió la brújula en los laberínticos pasillos del poder peronista. Unos ministros llegaban, otros se iban, pero Julio de Vido seguía ahí. Y los Eskenazi continuaban manteniendo buenas relaciones con la presidenta. Hasta el año pasado, ella elogiaba su gestión empresarial en público y lo trataba de Antonio ante las cámaras.

De pronto, a principios de 2011, lo que era blanco se volvió negro

De pronto, a principios de diciembre de 2011, todo lo que era blanco se volvió negro. De Vido empezó a pedir que la empresa invirtiera más en explorar y producir petróleo. De Vido había acudido con su esposa en varias ocasiones a la casa porteña de Brufau. Pero el trato se enfrió de pronto. El fino olfato de Brufau no tuvo que esmerarse mucho para darse cuenta de que las cosas estaban cambiando. Las cuentas no cuadraban en el país. El año pasado Argentina tuvo que importar hidrocarburos por valor de 10.000 millones de dólares (7.500 millones de euros), y para este año se prevé que sean por lo menos 9.000 millones. ¿Responsable? Repsol-YPF, que solo representa un tercio de la producción en Argentina. ¿Por qué nunca denunció De Vido esa situación y el representante en la dirección de YPF por parte del Estado, Roberto Baratta, vino aprobando todas las decisiones del directorio durante los últimos años? La situación recordaba demasiado a la escena de Casablanca en la que el oficial francés que solía jugar en el casino cierra el local porque de pronto descubre que ahí se juega.

Repsol aportó cifras en las que mostraba que en 2001 tenía 8.867 empleados directos y el año pasado 16.048. Enseñó cuadros con datos del propio Gobierno en los que se veía cómo el año 1999, cuando compró YPF, invirtió 1.000 millones de dólares, y desde entonces había venido aumentando la cifra casi todos los años hasta los 2.990 millones de 2011. Para 2012 prometía 3.500 millones de dólares. Pero sus interlocutores decían que eso no era suficiente, que había descendido mucho su producción. Antonio Brufau viajó varias veces desde Madrid a Buenos Aires para explicar que la mayoría de los pozos eran maduros, es decir, muy explotados y con pocas reservas.

De Vido, responsable de la política energética de los últimos años, debía saberlo. Pero de pronto, el interlocutor válido ya no era De Vido. Ahora se presentaba a las reuniones un hombre de 41 años y patillas de hacha, vestido sin corbata, que nunca antes había puesto un pie en el complejo mundo de la industria petrolera. Se trataba de Axel Kicillof, el viceministro de Economía. Su discurso estaba en las antípodas de lo que Brufau representaba, pero era amigo de Máximo Kirchner, hijo de la presidenta. Y, sobre todo, era el hombre a quien la presidenta parecía escuchar. Brufau creía que Kicillof estaba preparando un borrador para expropiarle. Quería negociar directamente con la presidenta, pero ella no le atendía. Los gobernadores petroleros empezaron a revertir áreas de explotación y Repsol-YPF fue perdiendo valor en Wall Street.

Finalmente, el lunes 16 de abril, después de cuatro meses de acoso y derribo, Cristina Fernández anunció la expropiación de YPF. No había que encargar muchas encuestas para darse cuenta de que nueve de cada diez argentinos se mostrarían favorables a la medida. En España no hay ninguna empresa que se pueda comparar ni remotamente con YPF en cuanto a la carga identitaria y sentimental que esa marca representa para los argentinos. YPF fue la primera explotación estatal petrolera del mundo. Estuvo presente en la mitad de los 200 años de vida que tiene el país y representa la nostalgia de la soberanía energética perdida, de todo lo que se podía haber sido y no se es.

Ante esos sentimientos, poco podían hacer las cifras de Brufau. El presidente de Repsol insistía en que la empresa solo representaba un tercio de la producción y se la estaba discriminando. Pero Kicillof la responsabilizó del 71% de la caída en la producción del petróleo en el último año y del 70% en la producción de gas.

Axel Kicillof toma las riendas de la política energética

Al día siguiente de la expropiación, Kicillof expuso el proyecto de ley, durante dos horas y media ante todos los senadores de Argentina. No faltaron en su discurso menciones a España y a elefantes. También a cerdos. “Los llamados PIGS. PIGS es el nombre con el que bautizó el stablishment económico… pigs, ¡cerdos!, a algunas economías europeas como Portugal, Italia, Grecia, España. Pigs, hay peipers [papers, documentos] de grandes economistas llamándolos cerdos. Le pido a España que recupere la dignidad en este sentido, que mire lo que le están recomendando la derecha y los guitarristas de libre mercado. ¡Y cómo los llaman! Después de haber cumplido con esas recetas tienen grandes problemas económicos. Pero los grandes problemas económicos no es ese default de la deuda externa en el que iba a caer Grecia exclusivamente. Los problemas económicos que mira este Gobierno y que no están en los libros de texto son el desempleo, el nivel salarial, el nivel de las jubilaciones, el bienestar de la gente. Esos son los problemas, los grandes y gravísimos problemas económicos. No lo que hace el Estado argentino con una empresa… ¡argentina!”.

Manifestación a favor de la expropiación de YPF. / REUTERS

Con un evidente dominio de la oratoria, Kicillof escenificó lo que ya se venía comentando en Argentina. La Cámpora, la asociación juvenil que lidera Máximo Kirchner, se estaba afianzando en el poder. De Vido había sido nombrado interventor de YPF, pero Kicillof será su director adjunto y jugará un papel clave en el sector energético. De entrada, ya advirtió que los empresarios como Brufau no tienen nada que enseñarle. “Cuando se trata de empresarios extranjeros, ¿qué van a saber de lo que estamos haciendo acá? ¿Qué van a creer, en que estamos convencidos de lo que estamos haciendo y que lo estamos llevando por una senda responsable y que ha dado frutos completamente distintos de lo que está ocurriendo en situaciones de países europeos como la propia España? Que nosotros ya hemos probado el gusto amargo de ajuste. Y ya sabemos que cuando hay una profunda crisis, lo peor que se puede hacer es pensar que el Estado es malo, que el Estado es el problema. El Estado es la solución. Y lo hemos visto en la Argentina. No estoy dándole consejos a España. Simplemente digo que cuando hay recesión y crisis el Estado se vuelve en un actor clave para revitalizar la demanda y la producción. Entonces, el ajuste del poder adquisitivo de los jubilados lo hemos vivido nosotros. (…) ¿Cómo vamos a retirar al Estado de funciones vitales? Estos empresarios como Brufau, ¿qué va a entender lo que estamos haciendo, cuando está pensando en la expansión trasnacional de un grupo que lo ha hecho en buena medida a expensas de los dividendos girados por nuestra compañía petrolera?”.

Un analista argentino subraya el atractivo de la figura de Kicillof. “Seguramente, en España, con la crisis que atraviesa, esas palabras contra los excesos del libre mercado pueden resultar muy atractivas. Y como personaje literario es muy interesante: un profesor de economía de aspecto juvenil que le planta cara al gigante de Repsol y habla más de dos horas en el Senado con el dedo índice levantado. Pero ese señor va a estar al frente de YPF. A los españoles les puede resultar muy simpático y atractivo un personaje así. Pero seguro que no querrían tenerlo al frente de Repsol”.

Nueve de cada diez argentinos apoyan la medida, según las encuestas

Algunos analistas se muestran apesadumbrados por la decisión de expropiar. Creen que una vez más Argentina ha vivido un sentimiento malvinero de euforia nacional colectiva que terminará pagando caro. Pero esas voces son muy escasas. Mientras arreciaban el viernes los mensajes de reprobación internacional de la Unión Europea y de EEUU, Cristina Fernández de Kirchner seguía envolviéndose en los grandes sentimientos de la bandera de Argentina. En su cuenta de Twitter, con un millón de seguidores, se pudo leer: “Desde allá, desde Casa Rosada, miramos al país de frente, hacia el Norte, el Sur, el Centro, toda esa inmensa geografía que estaba esperando”. Y después: “Quiero agradecer porque es hora de que la Argentina inicie una etapa diferente, de grandeza, donde los que están en la oposición también apoyen”. En efecto, casi toda la oposición en pleno apoyó la medida en el Senado. Hasta uno de los hombres más defenestrados del país, el senador peronista Carlos Menem, que fue quien privatizó YPF votó a favor de la expropiación.

“La gente siente que recuperó algo que le pertenece”, señala Víctor Bronstein, director del centro de Estudios de Energía, Política y Sociedad. “Es un sentimiento popular y hay que respetarlo. Ahora queda por saber si la empresa estatal puede hacerse cargo del problema. Yo creo que contamina el funcionamiento de la empresa el hecho de que las provincias tengan poder en el directorio. La presidenta compara a Petrobras como empresa mixta que funciona bien. Pero en Brasil, donde los Estados tienen más autonomía que en Argentina, los recursos de petróleo y gas pertenecen a la nación, no se negocian con las provincias, no tiene sentido”.

Bronstein cree que la crítica que se le hace a Repsol en cuanto a que decidió invertir más en producir que en explorar es relativa, porque va en contra de los propios intereses de la compañía. “Toda empresa petrolera sabe que tiene que mantener un nivel de reserva, porque si no se le acaba el negocio”. Sin embargo, Bronstein cree que Repsol decidió explorar menos porque priorizó inversiones internacionales. “Solo actuó cuando le apretaron el zapato. Y ya era demasiado tarde”.

Jorge Lapeña, secretario de Energía de Raúl Alfonsín (1983-1989), también coincide en que “faltó exploración”. Pero no culpa tanto a la empresa como al Gobierno que lo toleró. “Todas las empresas privadas exploran menos pozos en Argentina que la mitad de lo que exploraba la YPF estatal ella sola en la década de los ochenta. El Estado ha fracasado como fiscalizador y planificador”, señala. El antiguo secretario de Alfonsín es una de las pocas voces que se han pronunciado en Argentina contra las formas en que las provincias quitaron concesiones a YPF: “Creo que se tenía que haber hecho una auditoría integral de todos los permisos de exploración y concesiones de todas las empresas”.

En cuanto, a la forma sincronizada en que se ejecutó la expropiación, obligando a los directivos de Repsol-YPF a desalojar la empresa en el mismo momento en que la presidenta anunciaba el proyecto de ley, Kicillof aportó sus razones: había que descubrir los secretos mejor guardados de la empresa. No había nada personal. Solo negocios.

‘Pay out’ y expropiación

Repsol YPF 2012-04-20

‘Pay out’ y expropiación

&quote&quoteCon el recordado «Yankee go home» se atentó a todas las propiedades, fundamentalmente americanas, en los países del cono sur. El occidente mísero vio complacido como se expulsaba a los americanos y nacionalizaban sus propiedades. La historia se repite.

Son dos términos que por su propia naturaleza tienen que ir de la mano, si pretendemos que la acción económica empresarial tenga sentido y se desenvuelva con la racionalidad económica que le es propia. Se trata de un nexo establecido sobre el más puro realismo de los hechos, de las ideologías y de los acontecimiento políticos, que no siempre seguros, en ocasiones, son más que probables.

Un viejo amigo mío, que ya no esta entre nosotros, me obsequió un día con una conseja que rezaba así: «no pidas a la vida cosas que no te puede dar, y mucho menos te enfades cuando no te las da». Semejante sabiduría venía a dar al traste con mi rebeldía ante ciertas injusticias porque, a todas luces, tales injusticias eran la moneda común en las esferas en que se habían producido.

Algo así podría aconsejársele en estos momentos a Repsol YPF sometida a una decisión arbitraria y tercermundista. Interpréteseme bien; en modo alguno justifico ni disculpo la decisión del gobierno argentino en semejante tropelía. Mi consideración, sin embargo, va más lejos. ¿Pensaba la petrolífera española que Argentina era, por ejemplo Alemania? ¿Le ha sorprendido la decisión? Ya sé que desde hace al menos seis o siete meses la cosa se veía venir, pero el cálculo económico debe considerar esta probabilidad desde el principio.

La historia está aún cercana cuando, en la primera mitad de los años setenta, el argentino Raúl Prebish desarrolló el sentimiento nacional de dependencia en oposición a la llamada colonización económica basada en el intercambio desigual. Con el recordado «Yankee go home» se atentó a todas las propiedades, fundamentalmente americanas, en los países del cono sur. El occidente mísero vio complacido como se expulsaba a los americanos y nacionalizaban sus propiedades. La historia se repite, como se repite la complacencia de la izquierda española, doctrinalmente mísera. Al fin y al cabo, el Gobierno de Felipe González, también expropió/incautó las propiedades de Rumasa para venderlas a sus amigos. El resultado en Latinoamérica fue endeudamiento y pobreza por décadas.

El inversor debe distinguir claramente las condiciones del país al que se dirige: estabilidad de sus gobiernos, respeto al estado de derecho y, fundamentalmente, el respeto a la propiedad privada. Una inversión en un país como Argentina no puede plantearse con un período de recuperación (pay out) como el que se aplicaría para una inversión en Estado Unidos, Alemania, Suecia o cualquier país política y socialmente desarrollado. En estos países, el período de recuperación, tiene que ser necesariamente muy corto, pues, lo más probable es que la expropiación o, más aún, la incautación, apelando al interés nacional, se produzca.

Son países de inversiones que ellos critican por especulativas. Pero mientras tengan este riesgo, el cálculo económico exige que así sea. ¿Darán marcha atrás? Dependerá de la presión internacional que, mucho me temo, no sea demasiado grande. Al fin y al cabo, en la cesta hay huevos de distintas procedencias que se trata de preservar.

 

Repsol perderá YPF… también del nombre del grupo

CAMBIO DE DENOMINACIÓN SOCIAL

Repsol perderá YPF…
también del nombre del grupo

Madrid David Page.

La dirección de la petrolera propondrá a la junta de accionistas acortar su denominación social sin la presencia de su filial argentina. Se trata de una decisión adoptada hace tiempo en el mercado de su estrategia de unificación de marca, pero que coincide ahora con la expropiación de YPF por parte del Gobierno argentino.

Antonio Brufau, presidente de Repsol.Antonio Brufau, presidente de Repsol.

Repsol está dispuesta a dar la batalla por conseguir una indemnización justa tras la expropiación de su filial argentina YPF. La lucha legal para conseguir una compensación del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner podría durar años. Pero la dirección de la petrolera española empieza ya a adaptarse a la nueva realidad del grupo sin su pata argentina.

Tanto es así que ya se dispone a cambiar la propia denominación social de la compañía para hacer desaparecer a su antigua filial. Repsol YPF pasará a denominarse Repsol S.A. Sin más. Así se recoge en la propuesta de acuerdos para la próxima junta de accionistas, prevista para el 31 de mayo, que Repsol ha remitido a la CNMV.

La decisión de hacer desaparecer a YPF de la denominación del grupo, según explican fuentes de Repsol a Expansión.com, estaba tomada desde hace tiempo, como parte del proceso de unificación de marca en que se ha embarcado la compañía. Desde hace meses la marca ‘Repsol’ había empezado a aparecer ya sin la coletilla argentina de forma cada vez más predominante como paso previo a la unificación total.

En cualquier caso, resulta significativo que el paso de cambiar la denominación social se conozca apenas tres días después de perder el control de YPF. El propio presidente de Repsol, Antonio Brufau, subrayó en la rueda de prensa que ofreció apenas unas horas después del anuncio de nacionalización que la decisión de incluir a YPF en la denominación social de Repsol trataba de mostrar la unión real de ambas compañías, la cercanía de ambos países y la unificación de ambos grupos en una sola cultura corporativa. Aspectos, todos, que han saltado por los aires con la expropiación de la compañía argentina.

 

Kirchner evapora en tres días 3.900 millones del valor en bolsa de Repsol

Kirchner evapora en tres días 3.900 millones del valor en bolsa de Repsol

Manuel de la Cruz.

La nacionalización de YPF está pasando factura a la petrolera española en bolsa: la compañía vale casi un 18% menos desde que la presidenta argentina iniciara el discurso en que anunció la expropiación.

Argentina busca sustitutos para la petrolera española

La expropiación de YPF por el Gobierno argentino puede acabar saliendo muy cara a Repsol. La petrolera española valora en unos 8.000 millones de euros su participación del 57,4% de su -hasta ahora- filial argentina y los analistas cifran en torno a los 6.000 millones su actividad en el gran yacimiento de Vaca Muerta descubierto por YPF. La indemnización que Repsol pretende reclamar en organismos internacionales a Argentina podría rondar esos 14.000 millones, amén de otros daños y perjuicios aún por cuantificar.

El Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner ya ha dicho que revisará la valoración de YPF para compensar a la española, y ya ha advertido de que estará por debajo de las cifras que manejan en los despachos de Repsol. A la espera de ver en qué queda el litigio, que promete ser largo, la nacionalización de YPF le está pasando factura (una gran factura) en bolsa a Repsol: su cotización se ha desplomado en 3.908 millones de euros desde que la presidenta Kirchner iniciara el discurso con el que anunciaba la expropiación de la petrolera.

Un 14% en dos días
La nacionalización de la petrolera argentina se conoció el pasado lunes justo cuando en la bolsa española se celebraba la subasta de cierre. Las acciones de Repsol habían subido un 2,23% durante la sesión y, tras conocerse la intervención del Gobierno argentino, los títulos quedaban finalmente planos con los ajustes de última hora.

Cuando se iniciaba la subasta del lunes, los títulos de Repsol cotizaban a 17,86 euros. Hoy han cerrado cerraban en 14,66 euros, un 4,77% por debajo del cierre anterior y nada menos que un 17,9% por debajo del nivel que tenían cuando se anunció la nacionalización. Repsol valía al cierre de la sesión de ayer apenas 17.900 millones de euros, 3.900 millones menos en tan solo tres días. La evolución de la petrolera en lo que va de año, con un desplome del 36,7%, no puede ser peor… Aunque está por ver si sus acciones siguen a la baja.

 

España lanza dura advertencia a Argentina sobre estatización de Repsol

Repsol acusa a Argentina

Repsol acusa a Argentina de expropiar YPF para tapar la crisis económica y social

El presidente de la petrolera afirma que la nacionalización no está justificada por utilidad pública

La compañía asegura que la medida no se traducirá en una subida de los carburantes

El grupo presentará un nuevo plan estratégico a finales de mayo y mantendrá el dividendo

/ Madrid

Brufau, durante la rueda de prensa en Madrid. / ATLAS

Repsol acusó hoy a Argentina de expropiar su filial YPF con el objetivo de tapar la crisis social y económica que azota el país latinoamericano, según ha dicho el presidente de la petrolera española, Antonio Brufau. La compañía, que pide 10.500 millones de dólares (unos 8.000 millones de euros) por su participación en YPF, considera la nacionalización ilegal y demandará a Buenos Aires en un arbitraje ante el Banco Mundial.

«Estos actos no quedarán impunes», advirtió el primer ejecutivo de la petrolera en una conferencia de prensa convocada en la sede de Repsol en Madrid y que duró casi dos horas. «La presidenta de Argentina ha realizado un acto ilegítimo e injustificable tras una campaña de acusaciones dirigida a derrumbar la acción de YPF y permitir una expropiación a precio de saldo», dijo Brufau, cuyo tono, directo pero campechano, contrastó con el aire de solemnidad que rodeó la víspera el anuncio de la presidenta Fernández de Kirchner.

En primer lugar, la compañía demandará a Buenos Aires ante el Banco Mundial por la expropiación, la mayor registrada en el sector de los hidrocarburos desde que Rusia se hiciera con los activos de Yukos hace una década. Los pleitos se dirimen a través del Centro Internacional sobre Diferencias relativas a Inversiones (Ciadi), donde ya han llevado sus quejas en el pasado otras compañías españolas presentes en Argentina, como Telefónica, Endesa, Gas Natural y Aguas de Barcelona.

El presidente de Repsol aseguró que la expropiación de la filial, que el año pasado representó un tercio del beneficio bruto de la compañía española, no está justificada por utilidad pública y rechazó las acusaciones del Gobierno argentino de que la petrolera tiene una actitud «depredatoria» sobre los recursos del país. «La decisión viola los más elementales principios de la igualdad de trato», dijo. Pese a tratarse de una iniciativa que abarca todo el sector de los hidrocarburos, solo ha sido expropiada YPF y, dentro de esta empresa, solo las acciones de la petrolera española.

«A través de levantar la bandera de la expropiación y buscar un responsable en YPF se oculta la realidad», afirmó Brufau, para quien la renacionalización responde simplemente a un intento del Gobierno argentino de «tapar la crisis social y económica que está enfrentando Argentina», con una elevada inflación y conflictos en sectores como el transporte. El Gobierno «solo busca tomar el control de la petrolera sin ninguna opa, un compromiso asumido por el Gobierno en su privatización», añadió.

El Gobierno español se ha comprometido a defender los intereses de Repsol. El ministro de Industria, José Manuel Soria, advirtió hoy que la expropiación tendrá consecuencias, que se conocerán en los próximos días, y que se materializarán a través de medidas de ámbito “diplomático, comercial, industrial y energético». En Bruselas, la Comisión Europea suspendió un encuentro bilateral con Argentina previsto para esta semana y advirtió que la decisión envía una señal muy negativa a los inversores.

No subirá la gasolina

El presidente de Repsol ha enfatizado que en ningún momento la producción de YPF ha sido enviada a España por lo que no afectará de ninguna manera al precio de los carburantes. «La repercusión será cero en compras, precios y aprovisionamientos», ha dicho. La expropiación, ha asegurado Brufau, no afectará a la política de dividendos de la empresa y que a finales de mayo presentará un nuevo plan estratégico.

Brufau ha añadido que Repsol no ha tenido ninguna respuesta del segundo accionista de la filial argentina, el grupo Petersen, de Enrique Eskenazi. Repsol tiene una participación del 57,43% en YPF. Adicionalmente, mantiene un préstamo con el grupo de la familia Eskenazi valorado en 1.542 millones de euros. Este grupo tiene más de un 25% del capital de YPF tras el acuerdo alcanzado entre Repsol y el Gobierno argentino, que adquirió con un préstamo de Repsol (45%) y de un grupo de entidades (el otro 55%). De hecho, esta empresa debe pagar 400 millones a sus bancos acreedores en mayo. O refinanciar. Para el Gobierno argentino, nacionalizar este paquete hubiese sido nacionalizar una deuda de unos 4.000 millones.

Respecto a la posibilidad de que la petrolera china Sinopec se haga con la participación expropiada, Brufau dijo: «Los chinos, por muy chinos que sean, son muy serios. Y nadie serio entra por la puerta falsa». Respecto al ministro de Planificación argentino, Julio de Vido, el primer ejecutivo de Repsol añadió: «No creo que verle sentado al frente de YPF sea un plato de buen gusto para un inversor fino de Minesotta». Y arremetió contra el concepto de seguridad jurídica del país: «No es de lo más fuerte».

Ley Videla

Brufau fue duro con la manera de actuar de ayer del Gobierno argentino, que mandó a altos funcionarios a la sede de YPF en Buenos Aires para obligar a los ejecutivos a abandonarla de inmediato. «Entraron en nuestras instalaciones al amparo de una ley de Videla, que fue un dictador, antes incluso de que la presidenta acabase de explicar el decreto de intervención. No es propio de un país moderno, esta no es la Argentina querida. La gente de este país se merece otra cosa», dijo.

Brufau hizo historia y recordó que el matrimonio Kirchner aproyó la privatización de YPF en 1999. Entonces, el expresidente Néstor Kirchner era gobernador de Santa Cruz.. «En 2008, escuchando los deseos del Gobierno argentino dimos entrada a un grupo argentino, con financiación bancaria y de la propia Repsol. Fue absolutamente aprobada por Kirchner y su señora y se aprobó el pago de dividendos» ahora criticado.

«Habría que mirarse un poquito en el recordatorio de cada uno», reprochó en relación a las críticas de Kirchner contra la política de dividendos. «Hasta finales de 2011 solo recibíamos beneplácitos, ya ahora se nos acusa de una década de depreciación».